El grito
Estoy por decir que aquello es otra cosa, pues no es lo
mismo poner grito en el Cielo que taparlo con champiñones. Pero si solo fuera
eso. Mirando como crecen y crecen los cilindros de hormigón, en el solar de la
Encarnación, rebasando los terceros, es fácil comprobar lo poquito que se
parece a las gráciles formas que se expusieron en maquetas y paneles nada menos
que en MOMA y que tanto éxito tuvieron
los calamares a la romana, y para nada a la que se pudo ver en el Monte, en la
librería, e incluso en la carnicería, hasta que el gato mandara los metálicos
champiñones a tomar viento fresco, aunque los obeliscos los desplaza el calido,
y por los temores auspicios se ordenó su retirada. Tarariiiiiiii..
A todo esto le está pasando como al cine, una cosa es lo que
se escribe, otra cosa es lo que se filma y otra muy distinta lo que sale. A
esto lo describieron como emblemático mercado, lo firmaron como epatante
premio, y si no sale el icono, al menos será un buen agibílibus en toda inmacula
regla. Si sale con barba, San Antón.
En este tiempo caliente, donde la sombra del parasol algunos
la cambiaron por la del alhaurin, y el anticiclón no deja que lleguen las
borrascas que inunden los pantanos, los sótanos, y la excavación quede
paralizada por efecto de la mirada de Medusa, airada por sacarla en la foto sin
peinar sus serpientes, seria el momento adecuado para hacer la previsión de las
olvidadas células fotovoltaicas, para que en tiempo frío salga de los grifos el
agua caliente que evite los sabañones de quien anda con ella, y no se haga
rogar como la lluvia, con lo cual las asertivas palabras de la responsabilidad
en la materia pueda añadir las que se
instalen en la micologica montera para batir el record guinnes, ahora Heiniken,
antes Cruzcampo, y así con su calorcito hasta puede que se le reblandezca el
callo que entre anular e índice la trae tan frita de tanto firmar lo que tenga
que firmarse, que ya aparecerá.
Al menos apareció el grito, pero ni el del Cielo, ni el de
mi callada mariana, ha sido el de Munch, y todo por un soplo fresco dado desde
la frondosa sombra del alhaurin, pero no fue de aire, lo hicieron a pleno pulmón.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 31 de Agosto de 2006
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