sábado, 30 de agosto de 2014


Palabra de Palanca
Palanca fue cantaor flamenco por afición y ventero por profesión, pero el recuerdo de su discurso viene por el futbol, y que por ser cosa cierta, su referencia viene al pelo a lo de la Encarnación, pues diese la circunstancia de que celebrándose un encuentro deportivo siendo locales los de en medio, contra los de abajo, que este respetado Palanca, subido en el pulpito de un remolque que hacía de tribuna, y teniendo el  marcador adverso, no tuvo mayor elocuencia de advertir a los locales, por más que Palanca no fuera nacido del lugar pero así se consideraba, cuando, levantado la voz  se dirigió a la enfervorizada afición y más o menos vino a decir, “guárdense las piedras, los de debajo son de siempre como hermanos nuestros,  y su triunfo, si lo consiguieran, aunque nos duela será nuestro acicate para la revancha deportiva, así que guarden las piedras para los de arribas, esos que merecen ser lapidados incluso en la derrota, pues no se puede ser mas mala gente”, los hijos de arriba.
Por suerte la ucronia del relato establece que la victoria fue para los de en medio, y las piedras quedaron para cuando llegara la ocasión. Por suerte para los arriba, los de en medio perdieron la categoría antes del partido de vuelta, y a punto de desaparecer,  seguían naciendo como que juegan en competiciones de incompetencia.
Bajo las chapas cualquier grito resultaba estéril, y a pesar del marcador adverso de un partido inexistente, se les parecía como si en el casillero fuera favorable, por lo que las piezas arrojadizas nunca tenían el destino del  peligroso adversario “los de arriba”, y lanzándolas sobre las ondulaciones de zinc que le  fueron propias  de un cobijo, como medio de los de en medio por media vida, los de abajo, hermanos de siempre,  sucumbieron hasta su propia extinción.
Los de en medio resisten con los tiempos contados, y los arriba se fortalecen, cuando ni los discursos de Palanca logran la enseñanza que supone escuchar que se inicie una reacción lapidaria, como una frase de la arenga, en esta no de contención, si no bélica, pues este adversario  de “arriba “es de cuidado mas cuando los de en medio evidentemente les importa poco o nada, pues ni las palabras de honor, ni la telefónica, alcanzarían la de Palanca a la hora de entonar por carceleras. Los de en medio no quieren saberlo, ni oírlo para llevar en la hoja de ruta marcada la misma historia. “Guárdense las piedras para los de arriba” 
El argumento era lo suficientemente serio como para tener en su contenido mayor enjundia, que  os podéis imaginar cómo terminaba el  argumento del discurso.
Sevilla a 30 de agosto de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: