domingo, 31 de agosto de 2014


 Otra oportunidad

Es posible que no sea la ultima,  y que pueden darse alguna mas, pero van quedando ya pocas en esto de lo de la Encarnación, por  lo cual, cuando sea tarde , será demasiado tarde, y de nada servirá lamentarse.
Este nuevo periodo de varios meses de inactividad, parón técnico le dicen, es tiempo mas que suficiente  que nos debe de servir para reflexionar nuestra actitud en este asunto, pues de poca utilidad tiene decir, por lo bajini, resignadamente, que es una vergüenza tener aquello en pleno centro de la ciudad, nada menos que desde los tiempos de Franco, para referirse a ese solar abandonado a su suerte, si nada se hizo para evitarlo, y menos,  manifestar públicamente aquello de que nos da igual, y que el caso es acabar con esa indolente situación, permitiendo de esa pasiva forma de proceder,  que se realice cualquier cosa, en tan sensible lugar, y quedarse impávido.
Tampoco nos debe valer asumir lo de “que esto es lo que hay (que tragar)”, si nada se hizo por evitar que se llegara al punto donde se encuentra, y para nada, eso de aceptar que desde la administración se justifique, siendo doctor en Medicina, que allí no se puede hacer otra cosa que esta opción de vanguardia, y afirmar que " aquello" sea la mejor de las soluciones posibles, sin decir para quien.
Porque ya me dirán, si tras hacer un breve análisis, la siguen compartiendo, o comprueban lo contrario. Tarde, siempre es tarde.
Basta saber si eso puede llamarse solución, que no la mejor, una epatante y costosa cubierta de materiales  de comportamiento y uso desconocidos hasta la fecha, cúpula llena de pequeñas bombillitas, a modo de “planetarium”, y donde me dejan el argumento de que proyectara una sombra (escuchen, mejor lean) a la que llaman “viva” por aquello que será variable, (acaso piensan que inventaron el  movimiento de traslación de La Tierra alrededor del Sol).  Amén  de la pulverización  que mitigue las calores y un conjunto de trepadoras para la pincelada de color que recubran los estípites.
Y que decir de la azotea- botellodromo, de la creación de locales comerciales fuera del edificio, separando una calle de lo que dicen será un mercado tradicional de pequeñas dimensiones, como quien dice de capacidad restringida, recoleto, intimo, de cámara, diminuto, para ser el mercado central, el emblemático de una gran ciudad, capital del país de ciudades (definición de Sevilla por el máximo mandatario recogida en prensa).
Miren, y remiren, los planos si tiene por casualidad acceso a estos  que se encuentran a tan  buen recaudo guardados,  que parece que no existiera, escudriñaran  entonces  el proyecto básico y no encontraran ninguna de las dos estaciones de metro, metro de Sevilla, y metro-centro (que le llamaran tranvía)  por más que miren, y el anillo periférico para los aparcamientos ni lo busquen, porque no está, ni estuvo, ni estará.
Tampoco intente descubrir, de las múltiples ideas, cual se seleccionará para lo que son las instalaciones provisionales, el ordenamiento de la calle Regina, y el de las plazas de la plaza (perla de edil).
¿El museo de la Hispalis?, ya se verá en que (in)SITU-acion se queda. Y para acabar, por acabar, piensen, para hacerse una idea mental, o virtual, lo que puede ser esa terraza mirador, restringida a los usuarios del gran restaurante de cinco tenedores, con capacidad para quinientos comensales, y el ascensor a las nubes que solo será utilizado por los selectos clientes.
Reitero que aun se está a tiempo, puesto que no se ha iniciado nada de todo lo que, cuando nos demos cuenta, incluso podemos lamentar no haber hecho algo más para evitarlo, que de suceder, será demasiado tarde.
Francisco Rodríguez Estévez

Sevilla 6 de Febrero de 2006-

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