El cuento de la estación
Tal es el cuento de lo que no
suele, ni por asomo, aparecer por ningún lado en los medios. El famoso cuento
de lo de la estación del metro en la Encarnación , esa que estaba prevista desde el
principio de los tiempos y que le borraron al proyecto premiado del metropol, y
es que alguna explicación debería de tener para que semejante proyecto de
vanguardia, que así le llaman, con el cuento le dejaron en parasol, por cierto
que al cual, además de que por olvido de las fotovoltaicas no se aprovechará tanta energía solar en esta “parada”, aunque el rumor que corre es
porque nadie explica que se le suprimiera ese importante nudo de
comunicaciones,( tal cosa fue lo que pudo escucharse en la memoria explicativa,
que públicamente se le dio al jurado, definir la importancia de esta estación como
intercambiador) Un cuento con de estaciones y resulta casi imposible que tantos ojos se
les pasara inadvertida su ausencia.
Lo cierto es que, como la única
estación prevista que llegará a la Encarnación será esta de la Primavera que se nos
viene encima, haciendo crecer los días casi a la velocidad que crecen las
enormes columnas de lo que serán las gigantescas setas previstas para sombrear
esta desarbolada plaza, donde, (sin que exista duda alguna) el destino de lo
que fuera su plaza de abastos, si se mantienen los actuales criterios, y no se
modifican en beneficio de los damnificados vendedores que fueron expropiados,
para que estos tengan garantizada la continuidad de esta singular
actividad comercial, se lo zampará alguna boca, que no de metro, sino con
mayores fauces.
Al igual que realizados los grandes
números, los macroeconómicos, de vital importancia para que este mastodontico
elemento fuera posible, se deberían de tener hechas las pequeñas cuentas, las
que conlleva la cotidianidad para que perviva lo emprendido, y no acabe
siendo engullido, que ejemplos hay, al menos para aquellos placeros en
previsible huida que aplauden las bondades inexistentes en este proyecto de
mercado, como tal, absurdo e inútil por su ridículo planteamiento, sabiendo por
donde puede derivar la cosa, cuando al menos, comprueben que si no se hacen
estas, a lo peor, el invento tiene de antemano fecha de caducidad.
A “grosso modo”, serán tantos los
gastos a soportar, que las ventas,( en competencia con la concurrencia de la
oferta generada en la actualidad), en ese reducto comercial necesitarán, no
solo quintuplicar el volumen, sino que complementariamente tendría que ampliar
el tiempo de las jornadas laborales, (a fin de no perder las escasas
posibilidades que existan de lograrlas), a unos limites físicamente fuera de
los derechos obtenidos en las reivindicaciones de los trabajadores, para
retrotraerlos al tiempo donde empezaron las luchas sindicales. Acaso, tengamos
que andar para atrás.
Puede que después de tantos años
pasados en la provisionalidad, guste soñar con irrealidades, y hacer cuentas
como la lechera, pero se deberían de hacer esos números que inexplicablemente
nadie hace, y al igual que para la realización de este cuestionado diseño de
mercado fueron realizados, no estaría de mas que se hicieran también,
este otro, para que las cuentas le salgan, si fuera posible, a estos
vendedores, tan desesperados de la provisional instalación, al menos, para que
puedan resistir a duras penas, como lo han venido haciendo siempre, y se
atengan a las amenazantes tragaderas del insaciable pez grande que les merodea,
sin tener que esperar que esto cambie.
De nada servirán las promesas, ni
las palabras, ni aquello de que eso va a misa, pues es sabido que incluso a
esta le llega el tiempo ordinario, justo cuando el calor nos traiga la estación
de las vacaciones. Para entonces la sombra al menos aliviará las caldeadas
chapas.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 26 de Febrero de 2007
Via cruxis del Valle
1 comentario:
ME GUSTA MUCHO LO QUE HE LEÍDO.
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