sábado, 3 de agosto de 2013




 

El cuento de la estación

 

Tal es el cuento de lo que no suele, ni por asomo, aparecer por ningún lado en los medios. El famoso cuento de lo de la estación del metro en la Encarnación, esa que estaba prevista desde el principio de los tiempos y que le borraron al proyecto premiado del metropol, y es que alguna explicación debería de tener para que semejante proyecto de vanguardia, que así le llaman, con el cuento le dejaron en parasol, por cierto que al cual, además de que por olvido de las fotovoltaicas  no se aprovechará tanta energía solar  en esta “parada”, aunque el rumor que corre es porque nadie explica que se le suprimiera ese importante nudo de comunicaciones,( tal cosa fue lo que pudo escucharse en la memoria explicativa, que públicamente se le dio al jurado, definir la  importancia de esta estación como intercambiador) Un cuento con de estaciones  y resulta casi imposible que tantos ojos se les pasara inadvertida su ausencia.

Lo cierto es que, como la única estación prevista que llegará a la Encarnación será esta de la Primavera que se nos viene encima, haciendo crecer los días casi a la velocidad que crecen las enormes columnas de lo que serán las gigantescas setas previstas para sombrear esta desarbolada plaza, donde, (sin que exista duda alguna) el destino de lo que fuera su plaza de abastos, si se mantienen los actuales criterios, y no se modifican en beneficio de los damnificados vendedores que fueron expropiados, para que estos tengan garantizada  la continuidad de  esta singular actividad comercial, se lo zampará alguna boca, que no de metro, sino con mayores fauces.

Al igual que realizados los grandes números, los macroeconómicos, de vital importancia para que este mastodontico elemento fuera posible, se deberían de tener hechas las pequeñas cuentas, las que conlleva la cotidianidad  para que perviva lo emprendido, y no acabe siendo engullido, que ejemplos hay, al menos para aquellos placeros en previsible huida que aplauden las bondades inexistentes en este proyecto de mercado, como tal, absurdo e inútil por su ridículo planteamiento, sabiendo por donde puede derivar la cosa, cuando al menos, comprueben que si no se hacen estas, a lo peor, el invento tiene de antemano fecha de caducidad.

A “grosso modo”, serán tantos los gastos a soportar, que las ventas,( en competencia con la concurrencia de la oferta generada en la actualidad), en ese reducto comercial necesitarán, no solo quintuplicar el volumen, sino que complementariamente tendría que ampliar el tiempo de las jornadas laborales, (a fin de no perder las escasas posibilidades que existan de lograrlas), a unos limites físicamente fuera de los derechos obtenidos en las reivindicaciones de los trabajadores, para retrotraerlos al tiempo donde empezaron las luchas sindicales. Acaso, tengamos que andar para atrás.

Puede que después de tantos años pasados en la provisionalidad, guste soñar con irrealidades, y hacer cuentas como la lechera, pero se deberían de hacer esos números que inexplicablemente nadie hace, y al igual que para la realización de este cuestionado diseño de mercado fueron realizados,  no estaría de mas que se hicieran también, este otro, para que las cuentas le salgan, si fuera posible, a estos vendedores, tan desesperados de la provisional instalación, al menos, para que puedan resistir a duras penas, como lo han venido haciendo siempre, y se atengan a las amenazantes tragaderas del insaciable pez grande que les merodea, sin tener que esperar que esto cambie.

De nada servirán las promesas, ni las palabras, ni aquello de que eso va a misa, pues es sabido que incluso a esta le llega el tiempo ordinario, justo cuando el calor nos traiga la estación de las vacaciones. Para entonces la sombra al menos aliviará las caldeadas chapas.

Francisco Rodríguez Estevez

Sevilla a 26 de Febrero de 2007

Via cruxis del Valle

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME GUSTA MUCHO LO QUE HE LEÍDO.