El hueco, hueco
El doloroso vacío que me ha dejado, me tiene que ni ganitas tengo de relatar
nada que a lo de la Encarnación
se refiera, pues llenarle de momento puede hacerme perder mas que el sueño.
Ahora el hueco
que dejó el poderoso incisivo al que en su débil marfil le incrustaron distintas pastas y resinas
para que siguiera teniendo la consistencia ebúrnea y la funcionalidad propia de
molar a falta de otras piezas, pues evidentemente su hueco, aun sensible y sin
cicatrizar, me tiene alejado de esta motivación que a lo de la Encarnación le dedico. Sangrante vacío en una absurda
barreduela de cristal, fanal del laberinto, luciferis fanum, quod vocant lucem
dubiam (Templo de la Luz ,
que llaman luz dudosa). Me temo que sean por las olvidadas fotovoltaicas.
Todo hace pensar que esta omisión intencionada, donde era de
prever que sobre la epatante cubierta se generaría tanta luz como para que con
la tontería, en la tontería la sostenibilidad fuera un argumento suficiente
para cumplir con la Ley ,
pero acaso por esta distracción en los planes de realización y consumido el
desfasado presupuesto, puede resultar que, con la nueva reforma de la Ley , lo mismo es una suerte no
tener células fotovoltaicas, pues todo hace indicar que el consumo de energía
gratis, cual es la que proporciona el Sol, que no es de nadie (como dijo la
ministra de Cultura del dinero publico) pues para que las empresas sigan
repartiendo dividendos, el gobierno se ha propuesto penalizar a aquellos que tengan
un hueco, semejante como el que
dejo el canino, donde se encontraba el
medidor del consumo que se factura estimativamente.
Procuro que no me afecte, pero si no es doloroso, no estaría bien eso de pegarle un bocado a la puerta, pero al menos es lo suficientemente
penoso comprobar como a diario entran en ese hueco demasiadas personas, la mayoría,
una vez descubierto el chasco que la trampa
le lleva a una puerta inexistente, desisten de su intención de entrar en
este laberinto, que puede ser una tontería germánica, que tal vez lo sea, pero por el tiempo que se
lleva sin darle la correcta solución, parece como si fuera el propio
consistorio quienes fueran los primeros en reírle la maldita gracia, al punto de que quisieran que la tontería les
resultara propia.
Es algo tan fácil que cuesta pensar en ineptitudes, pues
estando el hueco, algo debe de pasar pero que no pasa. Como diría un palmero antes de la huida, “hay
que enseñar el colmillo” pero por lo pronto no seré quien lo muestre, de momento
estoy esperando a que cicatrice la herida, para que me puedan colocar en el
hueco existente, un implante que remplace su perdida.
Sin duda, lo mismo en
este ínterin, quien puede dudar de que la responsabilidad se desinhiba, y aunque sea por una vez aplique
el sentido común, en este caso, en el hueco. Hueco para una puerta.
Sevilla a 20 de Agosto de 2013
Francisco Rodríguez Estevez
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