lunes, 5 de agosto de 2013


De ganado

 

Parece que para obtener el sillón y su escabel, necesariamente se tiene que buscar en lugares de olvido, que llaman de vergüenza, cada cuatro años. Los aseos para firmar pactos.

Cierto es que algo deben tener aprendido donde los que tanto rendimiento sacan, en los tiempos de promesas y solidaridad, a la precaria situación en la que se encuentran, pero no viene al caso con lo de la Encarnación, que de siempre fue una constante preocupación de los politicos, evidentemente.

Hacia mucho tiempo que no aparecía una hoja al respecto, hasta que llegó este  día anunciando el “antiquarium” y, casi medio kilo más de papel  pasaron a engrosar las henchidas maletas de una débil memoria.

No se ofrecía espacio para todos los chabolistas, ni bolsa para su desalojo, que eso es siempre para el tiempo de urnas. 

En este penitencial, los distintos medios han recogido el anuncio que la responsabilidad ha realizado para la inauguración de este impresionante centro de Cultura, tiempos de la ciudad, aunque en otro tiempo no muy lejano le llamaran “cuatro piedras”, bajo lo que será un pequeño mercado, aunque en otro tiempo no muy lejano le llamaran “mercado emblemático”, así pues, solo falta esperar,  a que hable el tiempo de nuevo, para saber si eran sabias palabras, o palabras hueras, si fue un pronostico o en todo caso un vaticinio, y que llegado el día nos encontremos con la realidad que acontezca, o el chasco.

Con seguridad, sea la que sea, llegará la fecha en la que abrirá sus puertas ese compendio de modernidades, para ipso facto, abandonar definitivamente el chabolismo comercial donde los vendedores están asentados desde hace treinta y cuatro años, pero lo dejaran sin haber logrado el rendimiento que otros lograron al aprender. El chabolismo enseña.

Llegado el momento sabremos si todo tenia las patas cortas, pero nada nos cogerá de sorpresa de lo que acontezca en esta Encarnación, que al llevar tanto tiempo alojada en la provisional mentira, resulta incapaz de correr por sus desgastadas patas, y por lo tanto fácil de capturar.

 Si acaso, solo alcanza, como serpiente de verano, de campaña, a “deslizarse”, al punto de que, en un sinuoso retorcimiento, no es que le inventen leyendas inexistentes, sino que le crean el cuento de la maldición. Por llamar la atención.

De tenerla, sería la sufrida por los vendedores, por cuanto le tocó resistir en la provisionalidad, y en la gestión indolente, aunque ahora le digan preocupada.

Otra versión de la creada maleficencia acaso, la que se puede esperar le caiga a quienes ignoraron haberla defendido en los tiempos difíciles de la picota, cuando Medusa tenia dormitorio bajo la carnicería de Montada. Pero si la maldición existiera, no les quepan dudas de que algo les caerá a  todos cuantos le metieron mano, y no se las limpiaron de patraña. Menuda es la Gorgona.

Parecía que lo de la Encarnación con su disfraz de seta, de pura broma en ese carnaval permanente, arrebataría a la Alameda, ¡Ay Alameda!, ese protagonismo travestí, transgresor, de chusmas y eventos a la que de siempre fue dada, pero no. Intencionadamente la cosa es bien distinta, se trata de recuperar el próximo otoño, la perdida Feria de San Miguel, que idearon otros socios.

Feria de ganado, feria de perdidos, de encontrados, de aparecidos, de prestados y de empeñados, bestiario de animaladas, en la que están en vendernos la burra de la modernidad, llámese jamelgo desdentado, por los años, de la estación del metro, mula, por la testaruda sostenibilidad, de lo insostenible, pony, por diminuto, mercado central, también llamado emblemático, acémila, por su uso, del botellodromo, y recua, por las filas, de las vanguardias, todo el lote por 58 millones. Lo peor es que en la graja de origen certifican estos productos como “pura sangre”. ¡Que dolor!

Francisco Rodríguez Estévez

Sevilla a 15 de Marzo de 2007

Día de portadas
(Palop, acaba de marcar el empate)

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