Desde
1973
Con el
paso de los años, el arrinconado mercado provisional de la Encarnación dejó de
ser una vergüenza, pues lo que avergonzaba era tener ese magnifico solar,
expropiado, y de que manera, a los vendedores, para hacer en el un mercado
moderno, y no haberle encontrado el modelo como una solución a su debido
tiempo.
A muchos nos avergonzaba tanto el solar del demolido mercado, como las
inhóspitas chapas del degradado reservorio, lugar impropio e inadecuado, pero a
muchos más la actitud indolente mostrada durante décadas, ya que de aptitud
siempre es mejor no decir nada.
Larga
espera, y lo que son las cosas, son los vendedores los que al parecer por salir
de debajo de esa chapas que durante tantos años padecieron, pero que les
permitió seguir desarrollando su actividad laboral de servicio publico, (los
mismos que aplaudieron aquello del mercado sótano), ahora abanderan esta
modernidad que, para colmo de gestión, solo le reservan a menos de la mitad de
los que quedaron en ese rincón insufrible. El cainismo está servido.
Triste
destino el que es de presagiar para estos vendedores supervivientes, pero lo
que nadie se explica es como se llega a esa situación, que no es cosa de la
noche a la mañana, ni por una sola causa. Algunos, y no son pocos piensan que
todo se ha debido a la mas que notable ineptitud mostrada por tanta
responsabilidad de paso, mientras otros, que no son muchos, creen que fue la
indolencia de los vendedores al no exigir la justa compensación por tantos años
de abandono. Con lo cual, junto a la desidia de unos creció la ineficacia de
los otros, para un asunto tan aparentemente fácil, como era construir un
mercado municipal de abastos en el solar expropiado a los vendedores,(a fin de que
este fuera totalmente municipal), con el empaque de su singularidad y
tradición, donde todos los vendedores que dejaron sus puestos en el antiguo
mercado, y soportaron la incuria de la pasividad pudieran recobrar una dignidad
que, aunque participaron en perderla, les fue arrebatada por decisión municipal hace justo treinta y
cuatro años.
Una deuda histórica que lastimosamente se
cancela con el pequeño reducto que, a la sombra de la caprichosa vanguardia, ha negociado
a la baja unos comerciantes ávidos por salir, sin tener en cuanta donde, otros
intereses, les habrán metido.
Francisco
Rodríguez Estévez
Sevilla
a 5 de Septiembre de 2006 (Para primero
de Octubre, dia del XXXIV aniversario)
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