sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz entrada por la puerta nueva

El balance

En este diciembre de cielos azules las previsiones hacían parecer que las ventas mejorarían, pero en la desértica calle eso se hace materialmente imposible, mas cuando el transito de los posibles clientes se hace insignificante, lo cual demuestra cada día la necesidad imperiosa de abrir una puerta para que quede comunicada con el resto del viario comercial, e integrada en el circuito que determina el optimo recorrido.
Las previsiones que se realizaron no llegaron a cubrirse, pues la situación en general, y las grandes ofertas que lanzan los almacenistas y las grandes superficies, hacia que, frente a semejante competencia, el publico se decantara por otras calidades, y por otros servicios, de los que les podía ofrecer.
Ha sido esta última semana, tradicionalmente floja, pues llegados estos dias, en todas las casas la comida excede la capacidad de los frigoríficos, y solo queda por vender el pequeño capricho, la tontería, el bocadito de última hora, que hace la diferencia final en la caja.
No ha estado mal del todo, pero tenia en la cabeza demasiadas cosas, en especial la avería de ultima hora de la persiana automática, y luego tener que soportar las mojigaterías del responsable de mantenimiento, que llegado al punto de su capricho, un pequeño problema que se hubiera resuelto con la llamada telefónica al servicio de asistencia técnica, ha preferido convertirlo en un episodio desagradable, y con ello la preocupación propia de tener que bajar la persiana de forma manual a diario con un esfuerzo físico importante de tres personas y tener que dejar el negocio sin cerrar, pues llegado a determinado altura se hacia imposible ningún esfuerzo mas para que bajara.
Calentado los ánimos y llamando todos los días de los de esta fiesta a cuantos números de las distintas oficinas tiene la empresa concesionaria, naturalmente sin éxito, solo me quedaba escribir distintas notas a la atención del gerente de la misma, aun sabiendo que se encontraba de vacaciones, al menos para que a nada mas volver al menos se pregunte que ha pasado.
Una vez mas, y van ocho, debido a la pésima actitud del responsable de mantenimiento, he acabado los días de este año inaugural subido en el peldaño noveno de la escalera de tijeras para liberar el sistema de freno de la persiana averiada, y que gracias a la ayuda de dos jóvenes, he podido lanzar una cuerda a los manubrios de la persiana para jalar con todas las fuerzas, incluso dejándonos colgar , para, a la de tres, llevar la persiana hasta ese limite que la avería nos permite.
El joven encargado de mantenimiento sigue confundiendo responsabilidad con mando, y yo evidentemente ya ni estoy para órdenes, y menos para hacerle caprichos a quienes no me apetece.
Irrefutablemente, en este caso, el muchacho ha errado, si es que me ha elegido como ejemplo para hacer ver a los demás como las gastas, y lo que es peor, cuando se inventa algunas cosas de las que según presume saber sin haber estado, y que decir, si el argumento mayor es que el cree que allí solo se puede hacer lo el dispone, y todo lo demás no se permite, y es que el joven, aun no se entera de que, como le voy a repetir, que hace muchos años que salí del cuartel, que el no tiene mas responsabilidad que la del mantenimiento de las distintas zonas e un edificio, y que por supuesto, sin trasgredir ninguna norma, reglamento, ordenanza o estatuto, todos, incluso yo voy a seguir haciendo lo que a bien tenga proceder, por mucho que no quiera, por amenazas, reparar las cosas que para el son obligaciones por las que le pagan.
Creo que no se ha enterado aun pero no me caben dudas de acabarán sabiéndolo, visto que quiere que retire las cajas, (cosa que no pienso hacer), que desde el tercer día, y ya llevamos ocho, que los hechos están notificados en su empresa, y seguro que alguien reparará la persiana, pero entre la terquedad de joven y la cabezonería que me asiste, como la razón, posiblemente hubiéramos tenido la fiesta en paz. Pero entonces a que le achacaría los pobres resultados refleja el balance. Feliz entrada por la puerta nueva
Sevilla a 31 de Diciembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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