miércoles, 28 de diciembre de 2011

De como perder un cliente

La lógica

Era tan evidente que, cuando el medico vaticinó de que lo de la Encarnación seria algo a lo que acabaríamos acostumbrando a ver, llevaba su razon, y que con el tiempo, apostilló, que llegaríamos a hacerlo nuestro. Bien sabia el galeno metido en lo publico por vocacion confesa, por cuanto nos saldría la tontería.
Un año después de inaugurado lo que llaman mercado, y aun están las cuentas por presentar, y el caso es, que con tantos errores de los de primera vista, como que a nadie sorprende nada, sobre todo cuando acabaron acostumbrándose a verlo como propios, de hecho, somos quien lo estaremos pagando durante muchisimos años.
Nunca mejor dicho, el capricho es por cuenta ajena. El dinero para infraestructuras, aquel que fue depositado por las constructoras, como adelanto de futuros trabajos, pues acabó en lo de las setas. Que bonito.
Eso era lo que decia en su parecer mientras le atendía una persona que según se desprendia por su entusiasmo, que se desvivía por las excelencias que aquello le producía, al punto confeso de declarar las múltiples veces que había visitado epatante cubierta, especialmente para realizar el recorrido del que ignora que no pudo completarse por fallos técnicos.
Respetando su parecer, como no puede ser de otro modo, le sugerí que con calma pensara, después de lo reiteradamente visto, si encontraba algo en este polietapico proyecto multidisciplinar que le resultara negativo.
Unos veinte segundo permaneció con los ojos cerrados, acaso realizando un recorrido mental, para finalmente afirmar que no había encontrado nada que le disgustara. Evidentemente, esta persona, haciendo bueno el vaticinio del doctor ha encontrado la felicidad en la modernidad de esta edificación de vanguardia, desconociendo que fuera calificado como proyecto imposible, con tantas modificaciones que le hicieron distinto, que fue presentado al mundo mundial como ejemplo de edificación sostenible, pero que olvidaron las células fotovoltaicas obligatorias, que fue llamado transgresor (también patochada), posiblemente por la contaminación visual que ejerce sobre la fuente mas antigua de la ciudad, que, posiblemente por el sueldo, se le atribuyo el calificativo de respetuoso con el pasado, y cuando menos, con las enormes vigas y el masivo pilotaje se llevó a cabo la mas invasiva de las cimentaciones, que lo de la estación metropol, para el metro, ya me dirán, y así podríamos seguir hasta hacer propio los errores. Que decir de los acabados de los arranques de los fustes, del pavimento, de las escalinatas, en especial la de poniente, por no recurrir a la enorme dificultad que hasta hace imposible, (como se decía del proyecto) que las personas con minusvalía puedan subir, y ni les cuento si, una vez arriba, necesitan ir a los servicios, cosa que debería de estar prevista.
Por esta vez omití hacer ninguna observación sobre el espacio mercado, con su barreduela de cristal, su característico olor, sus puertas aleatoriamente distribuida, y su galimatica distribución más propia del laberinto.
Cierto es que el doctor, desechando la idea de los andalucistas,( gracias a Dios), quería algo, un icono para que se le recordara, y a tenor que lo ha conseguido, hoy dice la prensa que la roncha, solo en los bancos alcanza la cifra de SEISCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE EUROS, lo que quiere decir que nos llevara muchos años recordándole, y con todo, sin saber cuanto tiempo durara la madera.
Entonces, mientras tanto, para que preocuparse lo logico es tratar de acostumbrarse, por prescripción facultativa, a ver aquello, incluso tratarlo de hacerlo propio, lo malo es que siendo municipal el espacio publico, pues resulta chocante eso de que está privatizado. No hay nada como la lógica para entender que aquello puede acabar gustando, como un buen coche, un piso en calle Betis, un chalet en Mónaco, un yate en puerto Banus, un caballo pura sangre, una caseta en la feria de Sevilla, una silla en la Campana, una carreta para ir al Rocío, y una casa en la aldea, y que lo del dinero siempre es algo secundario. Pura lógica. Los filetes de lechal 15 euros, y 7,50 de paletilla de bellota, total 22,50. Excelente calidad y mejor precio, pero me atrevo a vaticinar que lo mismo no vuelve.
Sevilla a 28 de diciembre de 2011
Francisco Rodriguez Estevez

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