lunes, 12 de diciembre de 2011

Pies en la tierra

En la nube

Justo de esta manera habían determinado en Berlín, llamar al espacio superior de la epatante cubierta. Nube, como las que según cuentan, cuenta zeta, nube en las setas, nubes que pasan por encima de las setas como millones que pasan, por algo está por las nubes, que no es igual que encontrarse en una nube, donde están muchos, por mucha nube que sea.
Nube es nombre de perro, también pudiera ser de caballo, y lo mismo de modelo de coche. Nube es nombre corto, nombre de animal domestico, nube de algodón de cuento, nube también es muy propio como nombre de indio, pero mas de jefe, como Nube Roja, incluso hay nube, como las cataratas, que no son del Iris en el río Piedra, si no en el ojo.
Subí de nuevo a la nube, en esta mañana dominical, desapacible aunque clara, que permitía ver en la lejanía la cornisa del Aljarafe, desde el Noroeste, al Sudoeste. Camas, Coca, San Juan, la Cuesta del Caracol. Ni que decir tiene que la vista socializada, a 1.20 euros es, aunque pelin cara, uno de los pocos aciertos que el proyecto tiene. (A decir verdad no estaba en el original, y esta modificacion al menos resultó acertada).
Al bajar de la nube, la realidad era otra, cuando la Sevilla del pasado había cerrado sus puertas, a los visitantes, muy a pesar de que existía una larga cola de personas para entrar en el Antiquarium, ahora mas competo, pero tan incompleto que el sentido común dice, que todos los espacios de entrada, pasillos, ascensores, escaleras y rampas, así como el que ocupa las enormes estructuras en uve invertida, junto con toda la zona de servicios de los sótanos de la plaza de abastos, así como las salas que deben de llegar hasta la salida de la calle Imagen, pongamos dos mil metros cuadrados, que con seguridad estarán documentados, pero que ya no existen.
El pasado, como el propio mercado también sufrió la amputación que les produjo la más invasiva de las cimentaciones.
En la nube, división de opiniones, unos aplaudían, otros despotricaba, especialmente el joven que al subir a los servicios, demasiado escondidos, a través de la resbaladiza escalera de hierro, se pegó un brutal golpe en la frente, que podía haber sido mortal, nada menos que con el saliente de una viga de hierro que invade la mitad de la escalera de caracol, a la que ni tan siquiera pintaron de un color distinto, o cuando menos falseado como una columna, con un revestimiento que amortiguara los mas de un topetazo que seguro ya se habrán pegado.
En la sinuosa calle este Domingo no se instala el llamado “mercado de las artesanías”, y la calle de la curva Sur permanece cerrada, siempre cerrada, las fuentes bultos, no abren sus elegantes surtidores, y los deformes parterres, no dejan de ser obstáculos para los paseantes.
La fuente mas antigua de la ciudad, casi enterrada, y rodeada de curvos bancos de piedra, queda empequeñecida, tal que si se la estuviera mirando desde una nube, y eso es lo malo. Pies en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Sevilla a 12 de diciembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: