domingo, 18 de diciembre de 2011

Efemerides

Hace un año

Aquella mañana de esperanzas, amaneció gris con presagio de lluvia. En la vieja plaza de provisionalidad eterna, se ultimaban los preparativos para un traslado de urgencias a la nueva ubicación, mientras se atendía a la clientela. Los chaparrones se sucedían alternándose, con escasos minutos de frecuencia, en los que escampaba el aguacero, para volver cada vez a descargar con mayor intensidad.
Eran demasiadas cosas las que se debían de transportar, muchas de las cuales eran tan inútiles como sentimentales, cosas que se fueron almacenando en el transcurso de los años, pero, al no quedar otra salida, había que llenar los contenedores de recuerdos.
Solo los enseres imprescindibles, y la mercancía sobrante fueron saliendo, para dar casi un rodeo, hasta encontrar en el nuevo emplazamiento la puerta de entrada. Una falsa puerta de paneles que realizaron para la ocasión, y que por fortuna dispusieron de abrir, in ictu oculi, lo que tanto esfuerzo se cobró para abrirla, en este caso provisionalmente, como una mirada al interior, así apareció la deforme ventana, que no se retiraría hasta finales de Marzo.
Hace un año que aquel sábado de la mudanza se cerró en aguas y el trasiego de los placeros por el estrecho pasillo que habilitaron para el paso, se hacia interminable, y sin otra posibilidad más que acarrear las cosas en carretillas inadecuadas, la mayor parte se tuvo que realizar transportándolas a mano.
Tantas horas sin tregua, mal comido por la celeridad, y mas que mojados empapados, aconsejaba el razonamiento dejarlo todo, pues, aunque la inauguración, según se supo, era una prioridad del Sr. Alcalde que se realizara justo el día 19 de Diciembre de 2010, Domingo, que no se pudo elegir peor fecha, pues era previsible que no tendrían la mayoría de los puestos las mercancías expuesta, tal como sucedió.
Hoy el día de las Esperanzas nos ofrece un Cielo azul, y en la provisionalidad los okupas dejan las puertas abiertas para que se pueda ver, como otra ventana, el pasado en el presente, la calle sinuosa un penoso presente, y tras los cristales aparece un futuro lamentable.
En la extraña placita desfigurada, donde la fuente se empequeñece intencionadamente,, una larga fila de chiquillos esperan que le llegue su pony. Un portal, espera el misterio, y los camellos, moviendo los labios incesantemente, no paran de transportar sobre sus jorobas, en mecidas del desierto, por el solitario Poniente de una plaza deformada.
Los vendedores ofrecen sus productos. En la azotea, plaza de la mayor indignación, otro mercadillo, este se llama “solidario”, que junto con las calesitas, y el bar terraza ofrece más de lo mismo, en este día de esperanzas, esperanzas para todos.
Hace un año, y la Encarnación, si acaso, ha quedado convertida en la otra Alameda, nada hay de aquel emporio de riquezas, ni de la sinergia del sector, ni de la locomotora del comercio, tampoco aparece por ningún lado, aunque sea por el momento, las prestigiosas firmas que se implantarían para la total recuperación, ¿y lo del metro?, pues lo mismo que la sostenibilidad, o lo del tranvía.
Lo evidente es que aquello que vuelve al pasado, encuentra sus orígenes, tal como la placita, el mercado solidario, los tenderetes, los bares, los ponys, y los camellos, y por el contrario, muy difícil será llegar al futuro, olvidando el pasado, y sin tener en cuenta el presente. Hace un año hoy, de un día gris y lluvioso. Mañana, lo hará de aquella inauguración, con música de viento
Sevilla a 18 de Diciembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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