lunes, 19 de diciembre de 2011

En otra ocasion

Al año

Nada especial, no habían previsto los vendedores del mercado ningún acto para recordar la ocasión, nada de celebraciones. Tampoco estuvieron abiertos todos los puestos en esta oportunidad unica, si acaso, y es lo peor, que tan solo abrieron sus persianas dos tercios de los comerciantes. Mala imagen tener un tercio de la plaza de abastos con los puestos cerrados.
En la fría mañana el camión que desatasca hebdomadariamente la pésima instalación del alcantarillado, aparcó justo en la mismísima puerta del mercado, pero nadie dijo nada, aunque el aroma se deja sentir en cada actuación y de que manera. Mas valdria que le repararan definitivamente.
El caso es que un acontecimiento como este de cumplir el primer año,siendo un momento relevante, aunque difícil sea que se cumplan los que se pasaron en el bidonville de la provisionalidad, acto destacable, que en cualquier establecimiento que se precie, hubiera sido motivo de alharacas y jolgorios, pues nada, en este mercado donde instalaron en regimen de subarrendatarios a los supervivientes del reservorio que permaneció tantos años en la eterna provisionalidad, resulta evidente de que la cosa no debe de estar para eventos, ni tan siquiera para los que tan bien le vino el cambio, esos que en la deformidad incluso ven virtudes, en las carencias, perfección, y en el dispararte, modernidad.Las cosas son como les van.
Puede ser que por eso, al año de la salida de la mas infame de las provisionalidades, aquella que nunca llegó a avergonzar a nadie, el silencio se ha impuesto, y no solo por la ausencia de publico.
Ha sido una oportunidad perdida para hacer llegar a cuantos lugares se hubiera podido
el anuncio fundamental de que desde hace un año, bajo las setas, y no sin cierta dificultad para encontrarles (por la caprichosa forma del diseño de las vanguardias), estan instalados los vendedores de la Encarnación para serviles como siempre la mejor calidad al mejor precio, y los muy comerciantes la dejaron pasar. En otra ocasión, si la hay, será.
Sevilla a19 de diciembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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