lunes, 5 de diciembre de 2011

Viernes

Viene

Será el viernes que viene, me han dicho que viene, solo que tendrán que confirmarlo. Veremos, mal asunto el de la incertidumbre, cuando menos no es bueno, pues, ¿quien evita que a la apretada agenda, donde la insistencia ha creado un hueco, que no vacío, para llenarle de mil cosas pendientes, que a ultima hora se modifique la cita, por una alteración surgida del frío para que aquella prevista mas de confirmación sea de extremaunción, y se cancele el demandado encuentro?
Está por confirmar, pero viene. Será un momento, según la disponibilidad del tiempo, por la brevedad no espero obtener nada inmediato, y que pueda llegar a compromiso alguno, todo quedará en tomar notas para el posterior estudio, siempre estudiando las cosas, es el modo con el que se progresa adecuadamente, por lo que por el momento no tengo la estrategia pensada.
Por un lado se me ocurre hacerle ver toda una batería de deficiencias, la mayoría subsanables, la minoría irrecuperable.
Otra cosa sería ir directo a un solo punto, todo lo mas dos, y dejar que el tiempo actúe, a ser posible, por esta vez a favor.
Llegado a este punto, la cuestión se centra en lo del mercado, por mas que ni me lo parezca, pues a esas alturas, en lo del “metropol”, poco mas puedo decir y por el contrario deberían de ser otras voces las que reclamaran la sostenibilidad, acaso los ecologistas las fotovoltaicas, como energía limpia, pudiera ser que incluso alguna voz solicitara que se revisara el contrato, y que se pudieran hacer los cálculos sobre las penalizaciones por demora.
¿De que serviría sacar lo de la privatización del espacio azotea?, y menos aun conocer el costo total de la obra, y cuanto se lleva pagado en metálico, cuanto viene pagando el Ayuntamiento por alquilar un edificio propio, eso si, desafectado, y formando parte de un lote de pago en especie. A que sacar lo de la Ley de Patrimonio, y la contaminación visual, o lo de la herencia paisajista. Mojigaterías,
No sé, ¿hablamos del reglamento?, de los olores impropios que se siguen percibiendo, de la luz mortecina, del suelo poroso, de la altura de los mostradores medidos erróneamente al realizar el encargo, de la calidad de los materiales de un equipamiento que tuvo una variación al alza de cuatro millones, cuando estaba presupuestad en cuatrocientos mil euros, hablamos de la Esperanza, de los comerciantes que quedaron sin puesto, de los insuficientes shunt, que tiene los mínimos servicios, uno por sexo para las deposiciones, sin contar los continuos actos que llevan a cabo la empresa de desatascos, de la reflexión de la luz en las virinas, o las rejillas que remansa agua por su escasa pendiente, a todas luces inapropiadas en un lugar de tanta modernidad.
Me preguntaré mil veces si vendría bien sacar en tema de lo de las puertas y su aleatoria colocación, especialmente cuando se pusieron por pares en lugar de una mejor distribución, y la inutilización de una hoja de cada puerta, pero con el añadido de que no son puertas que puedan acceder personas de reducida movilidad, y menos que por su peso, puedan ser abiertas por las de avanzada edad.
Ni me lo pienso, es la oportunidad que llevo para un año esperando, me mostraré simpático, no dejare que salga la hiel que contengo, apelare a su cariño por el mercado, solo le razonaré que ordene lo justo para que se pueda abrir una puerta en la fachada Oeste, para hacerla coincidir con la travesía Central, al objeto de que se facilite tanto la entrada como la salida del laberíntico trazado anticomercial. Eso es todo.
Le comentaré el poco publico que transita por esta calle, que quedo fuera del recorrido comercial, y así puede que le exponga las ventajas de abrir esa puerta justo donde cada día la buscan no solo los foráneos, también los propios, sin encontrarla.
Viene el viernes que viene, seguro que no vendrá solo, y en tal caso expondremos la recuperación de la escultura de Vasallo, Ceres de la Encarnación, “alma Mater” como madre que alimenta, madre nutricia, cual Universidad, Ceres vuelve. La agenda de la responsabilidad es apretada, y aunque ha sido mucho esperar, seguramente viene, el viernes, y lo mismo todo cambia, el viernes. Será un viernes especial para la Encarnación que inauguraron un domingo de diciembre, día del Señor, cuando pasó la Esperanza.
Sevilla a 5 de Diciembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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