lunes, 11 de mayo de 2015

Palomitas de maíz

Ahora resulta que tenemos la gripe aviar, una vez descartada la zarigüeya, como causante, sin que se descarte que la influenze, trasmute al personal.  
Ni me imagino como estornudaran los columbidos, pero como el paracetamol no es medida preventiva para colocar entre arrullos la dosis recomendada, al menos hasta que no aparezca esa tos perruna, esa que solo alivia una palomita  en el amanecer, pues resulta que la responsabilidad considera no tomar medida alguna, por lo cual, tanto la cotorra argentina, como la tórtola turca, afincada desde hace años, seguirá irrumpiendo con sus llamadas de despertar al amor y al vecindario, incluso en las  dulces mañanas de dormir de los domingos y festivos.
Las romanas y las porcelanas, además de palomas, al igual que la torcaz y la ladrona, son más  que un peligro para los edificios defecados, al menos, hasta que aparezca una mortandad preocupante, sobre todo si se advierte que esta la causa la cepa alterada que tiene que llegar en los vuelos intercontinentales con las migraciones del lejano Oriente, y mientras tanto, si la cosa marcha sobre ruedas, a que preocuparse, no hay dolor.
Cierto es que  colillanos y marcheneros enjaulados tienen un tratamiento distinto, los buchones y colipavos carecen de ese salvoconducto visual y responsable que limita sus movimientos de toda la vida, pero que no afectan a la fastidiosa tórtola turca que se adueña de los tejados, y baculos de luz, desde donde lanza sus madejas de pegajoso excremento.
 Tal vez sea la mejor solución, esto de no hacer nada con el pájaro libre, pues cabe preguntarse cuanto tiempo se necesitaría para capturar tanto que anda suelto, y con cuales medios se cuenta para vacunar y enjaular tantos individuos de las distintas variedades de la amplia familia aviar, hasta que pase el peligro, cuando no, sacrificarlos en una de esas cámaras previstas para gasear pollos al menor estornudo, o al menos, encerrarlos en esos camiones precintados para que obre en día festivo, en los muelles portuarios, antes de su incineración. Sabía propuesta.
Desde la responsabilidad se dice que no existe peligro en este tipo, como el cajonazo del Yuyu. Queda claro, pues la aviar no es una amenaza para la de maíz, ni para la que se equivoca buscando el mar, y como no es cuestión de estropear la fiesta por un resfriado del espurgabueyes, del sison y del flamenco que estornude en la marisma, aunque contagie al pollo, a la ave fría, al pato, al cisne, a la focha, al perro, al gato, pero a la paloma, dice la responsabilidad, que lo mejor es ni tocarla.
Cuando se escuchan estas cosas hay que creer que quien se equivocó, en esta ocasión, no fue la paloma.

Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla, 2 de Marzo de 2006


No hay comentarios: