VERGÜENZA
¡Vamos! Ni me preocupa para nada, por mas que al ver la cantidad de
personas que buscando una puerta inexistente, antes me la causaba. Era vergüenza ajena.
Ahora trato, y en
ocasiones lo consigo, no sentir ninguna vergüenza, ni ajena ni propia, y actúo tal que fuera un
irresponsable de esos que no le importara nada de lo que en No siempre me sucede, pues ya digo que es sumamente doloroso ver a cuantas personas, a diario, se llevan el monumental chasco de no encontrar una puerta justo donde al alemán, para sus risas, nola dispuso, y por lo tanto los responsables,( ojos que no ven corazón que no siente) ni siente ni padecen la vergüenza que causa el espectáculo que aquello ocasiona.
De todo, no es que sorprenda ya nada (después de mas de dos
años de permanente observación), pero resulta bochornoso que en tanto tiempo no se le haya ocurrido a los
responsables tener la mas minima intención por solucionar este asunto de la puerta,
pues, como digo, que si ahora mantengo la actitud irresponsable, algo así como que hubiera
dejado de causarme un mínimo apice de vergüenza, tal que pareciera que la he
perdido, tendria demasiados motivos, salvo que, en aquellas ocasiones en las que cuando uno escucha al
personal que no deja de lamentar la indolencia que la responsabilidad causa en
este asunto, y es entonces que a mi pesar, aunque lo intento, me sigue produciendo vergüenza
la actitud de los que siendo responsables, llevan, (para mas de dos años) que ni
sienten ni padecen, y todo parece indicar que la cosa no va con ellos, acaso
esperan, que la puerta, sabiendo que sin duda tendrá que instalarse (tal como una que
pusieran automática) se abrirá sola.
Sevilla a 25 de Febrero de 2013
Francisco Rodríguez Estévez
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