jueves, 21 de febrero de 2013







 

El jeroglífico

 

Después de tantas cartas publicadas, a lo largo de muchos años, uno no sabe que pueden pensar los lectores de lo que escribo acerca de lo de la Encarnación, y que, desde la inauguración, estamos con lo de la puerta.

Nadie puede predecir si la instalaran, pero al menos se sabe que se han dado cuenta de que se hace necesaria. No es cosa que tenga importancia segun para quien, tampoco es que pueda ocurrir nada al respecto, pues lo mas seguro, Dios no lo quiera, es que pasen  años y años, tantos años como se pasó en la provisionalidad, y luego, quien quita si no tendremos resultados parecidos, o peores, pues los responsables están, siempre en otros asuntos, y los irresponsables pues como que no fuera con ellos. Es pura lógica.

Por el contrario, con independencia de la opinión que pueda tener cualquier persona al respecto, la que mantengo se fortalece con el tiempo, una vez que se pasaron los años de provisionalidad, y se desecharon una importante cantidad de proyectos arquitectónicos para la recuperación del desaparecido mercado,( a cual mas descabellado) para acabar haciendo un caprichoso icono, con el aplauso de los seguidores y la desaprobación silenciosa de media ciudad, y todo ello, con la sumisión del reservorio de placeros, que mas fueron palmeros llegado el caso,  pues no hay nada mas que ver lo que hicieron como plaza municipal de abastos.

Varias primeras piedras, al menos tres, anunciaban cada cierto tiempo la inmediata construcción del nuevo mercado, mientras los placeros reducían su número en la provisionalidad eterna. Al menos por ahí ha quedado escrito.

 Por fin, eliminado el proyecto de los andalucistas, llego el concurso internacional de ideas, pero no pudo haber mayor fracaso.

La elección fue un clamoroso fallo del jurado, del un proyecto imposible, que hoy se están empezando a pedir responsabilidades. El caso es que le metieron mano, con los vítores de media ciudad y el silencio de la otra media, amen de  que el megaproyecto tenía serias dificultades,  y no solo las maderas, los restos arqueológicos y el pegamento, pues donde me dejan  la sostenibilidad y la accesibilidad, por no volver a lo  de la adjudicación y las penalizaciones. Demoras, demoras, demoras.
Creo que estos son temas para otros pues, que sepa, se pagan muchos sueldos para que alguna vez podamos ser informados por cada uno de los enigmas. A mí, por el momento solo me toca descubriros lo de la puerta.

Claro que para que esto les sea comprensible al lector, pues la cosa no es facia de explicar, lo suyo es que venga por este laberinto de la Encarnación y viendo el dispararte puedan tener opinión directa de la aleatoria colocación de las puertas, y por naturaleza y orientación, buscará inútilmente la puerta que no dispusieron y caerá en la broma que al berlinés tanta risa le causa, y sentirá en sus carnes como los concejales responsables ni mueven un dedo para hacer algo que mejore un espacio municipal como es la plaza de abastas de la Encarnación, pues como en este caso, se inhiben, tal que no fuera con ninguno de ellos, sea de consumo, sea de seguridad, sea de medio ambiente, sea de casco antiguo, sea de cultura, así como de movilidad, e incluso de economía, y eso es cuando menos preocupante, mas si alguna vez llegaron a leer algo de lo que sobre la puerta, como principio e inicio de ir paliando los innumerables defectos que en simple mirada pueden advertirse en esta plaza del centro de la ciudad de Sevilla.

No se que  sentirán los lectores, pero a mi cada día se me cae la cara de vergüenza nada ver cuantas personas intentan en vano entrar o salir por donde deberían de haber colocado una puerta automática, al menos para cumplir con la Ley de accesibilidad.

Sevilla a 21 de febrero de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

 

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