domingo, 30 de diciembre de 2012


Un millar de los dos mil

 

Con esta entrada en el blog, se alcanzará el millar. Otras mil, de las que pude rescatar de la miríada que destruyó el maldito virus que se alojo en la memoria, por suerte ahora los tengo a buen recaudo, para cuando tenga tiempo, cosa que será en breve, y poder darles un repaso al objeto de hacerlos mas entendibles, pues fueron realizados en el periodo “papuchi” (raro, raro), en los que primaba la actualidad y los gestos de lo que acontecía, tanto en la ciudad, como en las declaraciones de los que debían de ser “servidores en lo publico”. Pura tontería. Pero como aquel no era aun tiempo de bromas, como este, pues no quedaba a otra manera, y los tenia que travestir, dicen mis lectores que con mucho ingenio, que mas pareciera carnaval. ¡Qué bonito, que bonito!

Aun quedan guardadas en libretas y papeles, cientos de neonatas paginas, algunas, las primeras, cumpliendo las bodas de plata en el archivador, y es que por algun motivo no las envie a los medios, y aparte de que posiblemente ningúno me las publicaría, mas me pudo el miedo de haber escrito lo que pensaba sobre lo que ocurría en esta Encarnación, entonces de mis carnes.

No se. Lo mismo le pongo el punto y final, pues a pesar de que esto es la triste historia de una causa que se veia venir que perdería al ganarla, pues el acierto en las predicciones de sentido comun fueron tantas que para nada les importó lo mas minimo a nadie, lo cual llevaba irremisiblemente a esta situación. ¡Ya lo sabía, ya lo sabía! Ahora todos tienen el telegrama en la mirada, destino- Cerca del Cielo.STOP

Con todo, continua siendo la única manera que dispongo para hacer llegar lo que sigue sucediendo en esta Encarnación, ahora de mis canas, pero es algo que no es fácil de entender, y mucho mas difícil explicarlo, pero ahí están los pobrecitos placeros, dentro del emblemático mercado, sinergia del comercio degradado, y locomotora del centro comercial, eje de las intercomunicaciones Norte- Sur,  Macarena- Catedral, que tanto gustaba decir a Lobo en “los lobitos”, que tuvo que abandonar esa esquina que le pronosticaban de oro, y sigue siendo una ruina de locales vacios.
Ahí esta ese proyecto imposible, que solo hacemosloimposiblepuntocom, pudo llevar a cabo al módico precio político de triplicar los costos y duplicar el tiempo de realización. Ahí esta saltándose, leyes, normas, y reglamentos. Ahí esta haciéndose de lo publico lo privado, de la accesibilidad chascarrillo, de la sostenibilidad guasa.

Ahí esta lo que llaman plaza municipal de abastos, laberíntico diseño de aleatorias puertas agrupadas por pares, precisamente donde no hace falta como  la nieve, pero no la que desplomó la cubierta para que un año después del luctuosos suceso,  a esta que tenia identico sistema, por si nevara, se le dotara de máxima seguridad rectificando la impevision para que sombreara la deformidad de una alineaciones que igual contaminan la fuente historica que se integran fuentes bultos y parterres amebas, y que por el mismo motivo, siempre la seguridad en la imprevision, sirvió de excusa para no realizar el puente de unión del p-5 y p-6, con visita socializada.
Ahí esta un pequeño porcentaje conservado del mayor yacimiento arqueológicos de la ciudad, capas estratigráficas como excrecencias de una perla, que se llamó Isibilya, Hispalis, y Sevilla.

Ahí está para las carcajadas del autor del mamarracho, para delirio de los palmeros, ese recoveco tan propio para la veneración de Ceres en la lagrima del llanto de los caprichos, el Tholos de Mamaria, esperando, como mis carnes, entronizar a la diosa de terracota, y poder abrir la puerta inexistente que busca el publico, y a decir verdad, no se como les podría explicar, que en el absurdo total de la ineficiencia, se mantenga la irresponsabilidad de las partes contratante, cuando menos,  por motivos de seguridad, de no abrir  una salida directa a la calle,  puerta necesaria que mejoraría la entrada del publico por motivos comerciales, y que facilitaría la salida mas natural, a tenor del numerosos publico que como las responsabilidades, no les es posible verla, puesto que no existe, en este caso  ni la voluntad de facilitar las cosas.
Sevilla a 30 de Diciembre de 2012
Francisco Rodriguez Estevez
Mil en el blog
 

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