El estigma
Después de permanecer dos años con la herida abierta, que ya
me hubiera gustado que hubiese sido puerta (mas que esta sangrante ubicación) en
la que la suerte, la mala suerte, (imagino que también hubo algo mas) hizo de las suyas, y mira por donde los
que si me imaginaba que podían hacer algo, pues como pueden ver si viene por lo
de la Encarnación ,
no hicieron nada al respecto, acaso no hagan nada, y posiblemente se desconozca
cuando harán algo, que seguro acabaran haciendo.
El colgajo cerrado en falso, duele a la vista, pero acaso
mas preocupa ( o al menos debería de preocupar a los responsables) que el
publico tenga que sufrir diariamente la
guasa, la broma, y la tontería del alemán con tanta curva y contra curva, buscando
en la piel del metacrilato aunque sea un
resquicio para poder acceder, o para
poder salir del laberinto, pero ni lo piensen, la sensación es tal, que todo
indica que no fuera con ellos, que la cosa esta en el alero, ni tuya, ni mía, y
mientras la gente sigue buscando la puerta. Resulta que por el tiempo transcurrido,
y no haber tenido el tratamiento adecuado cual pudiera ser la leve rectificación
del perímetro, la modificación de un par de paneles de metacrilato, y llevar a cabo la instalación de la puerta sostenida en un marco
de perfiles de aluminio, algo tan fácil que nadie se explica tantos sueldos, todo
está como el primer día, y demasiadas cosas por rectificar.
En cambio, gusta tanto las autoflagelaciones, que la puerta inexistente convertida en el estigma de la Encarnación , por aquello de que en lugar de meterle mano,
se hace ideal para meterle el dedo, será como la marca dejada por la mala praxis
del medico de los doce años rayando con el capricho, la ocurrencia del berlinés
del concurso, y casi lamiendo el absurdo
de la obstinación del famoso dúo nomadejadohacemosloimposible, o tal vez del
celebre hacemospoimposiblenomadejado, por lo que esa inequívoca señal del
estigma lo que permanecerá por todo el tiempo, del uno por otro, hasta que
hagan la puerta, en la trasparente superficie.
Sevilla a 3 de Diciembre de 2012
Francisco Rodríguez Estévez
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