viernes, 14 de diciembre de 2012


El lugar importa

 

En esto de la Encarnación, pensando como plaza municipal de abastos que por extraño caso de la concesión  pues tiene nada menos que dos responsabilidades, la publica y la privada, y sin tener claro donde están las atribuciones y las competencias en cualquier orden  de cosas, pues según, las propias de una parte  resulta que siempre le corresponde a la otra, y viceversa, por lo que asusta pensar que la responsabilidad del mantenimiento privado, pueda tener otros cometidos, y que esta asuma sin competencias los que les puedan ser impropios.

Se supone que entre las actuaciones que le corresponden estaría el medir el espacio que existe entre perfiles de aluminio al objeto de poder encargar llegado el caso, la puerta automática,  la misma que después de dos años que cabría pensar al menos, como que alguna actuación al respecto se podía haber llevado ya a cabo, pues por mas que el publico siga buscando la puerta, evidentemente esta no aparece, sencillamente por que no existe.

Todo como resultado de lo que fue una broma, que  nos dejó el alemán para que le recordáramos con su proyecto imposible, mil veces modificado, al menos hasta que alguien con sentido común decida que se lleve una sencilla rectificación, pero no creo que se esté por la labor, y a tenor de lo que acontece no quedará mas que aguantar el mamarracho de las aleatorias puertas hasta que alguien decida hacer la pertinente corrección.

 El caso es que ahí esta eso que se ocurrió premiar a un jurado internacional y de prestigio,  y que a pesar de las pocas bondades  que se le pueden advertir, y tal vez por eso, y las elevadas minutas, incluso alcanzó el mayor merito de que fuera considerado como consecuencia del papanatismo del momento. Pero en todo caso que se podía esperar viendo aplaudir al personal enfervorizado esta tontería de la curvas, y contra curvas,  cuando incluso en la propaganda oficial, le llamaron a Mayer, posiblemente por confusión fonética, tal y como desde hacia muchos años se gano por merito propios el verdadero poeta de las curvas, el recientemente fallecido  Oscar Niemeyer, y mira por donde, ahora, después de lo del MOMA, (que alguien pagará la cuenta) a esta pamplina se la pasea por los mundos tal que fuera como un hito (léase mojón), cuando le dispusieron las puertas fuera de lógica y nulo sentido comercial, especialmente olvidando de forma intencionada esa que después de dos años cada día reclama el publico en vano intento.

No parece bien que en el capricho de autor las ocurrencias inútiles tengan que consentirse, ya sea el poeta ripioso o alejandrino, pero por dos años lleva los responsables municipales sin tomar ninguna medida en ello, por mas que si lo de la sostenibilidad se soslayó de forma incomprensible, lo de las penalizaciones cayeron en olvido,  y que decir de la accesibilidad, e incluso del propio reglamento municipal en vigor, de que  serviría hablar de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía,  o de la Estación del Metropol, incluso del aparcamiento perimetral, por no volver a lo del Planetarium, ni lo del vergel de trepadoras para creer un microclima de pulverizadores de agua en la azotea. Podíamos recordar lo de la prolongación  de la 5 avenida de Nueva York, para la sinuosa calle  repleta de tiendas de modas, pero todo seria para nada.

Como todo parece indicar, ya no hay otra que aguantarse con lo que tenemos, pero por mas que me cueste no me es posible entender que algo de tal simpleza, y bajo presupuesto, como es abrir una puerta para favorecer al publico en sus intentos de poder entrar, y no digamos nada de los de salir del laberinto, se nos muestre por el tiempo transcurrido, primero, que o no se tiene claro a quien corresponde esta actuación, si a la parte primera, o es a la otra, por no pensar que la incapacidad en el asunto venga  por la indefinición de las competencias, que lo mismo la irresponsabilidad podría encontrarse, como la puerta. Por eso el lugar importa.

Sevilla a 14 de diciembre de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: