jueves, 24 de enero de 2019



Ahora o nunca

 Ahora van para más de tres años. Nunca se pudo pensar en algo que, salvo lo de la Encarnación, se tardara tanto en encontrar las vías de solución. ¿Vino usted recientemente por la de la Encarnación? Acaso fue una de las personas que se equivocaron cuando buscaban en el lugar lógico la existencia de una puerta que nunca tuvo, una entrada, o salida, por ahora inexistente, para gracia y desgracia, por el capricho del teutón y la pamplina del ignorante aplauso de un doctor que nunca tuvo ni zorra idea de lo que eran “las vanguardias”, teniendo "la Boqueria" por referencia.

Se hace pero que muy difícil entender el asunto de las puertas de lo que, uno no sabe a cuento de que se empeñan en llamar, (y así tengo que hacerlo para que se entienda) nada menos que plaza municipal de abastos de la Encarnación, bueno, pues eso, que tal como bien dijo el anterior alcalde, en su lapidaria frase “de que aquello no se puede explicar por que no se entendería”, pues efectivamente así es, pues trascurrido suficiente tiempo para hacer las comprobaciones al efecto, ahora se puede afirmar, no solo que  aquello no se puede entender, cuando lo peor sin duda es que aun resulta mas difícil encontrarle explicación. Tan difícil como instalar una puerta. Nunca se negara que sea algo inexplicable.
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Otra cosa es, que al ser algo tan evidente, ocurre que en la actualidad ya no queda nadie en el consistorio que no esté enterado de la desacertada colocación que tienen estas puertas, aunque no todos tuvieron el detalle de comprobarlo, pero con la valida información que disponen todo hace suponer que definitivamente se han convencido de la necesidad de colocar sin mas dilación, cuando menos  una nueva puerta para este mercado municipal de abastos, que evite a cuantas personas que lo intenten, lo que a lo largo de estos mas de tres años, desde la inauguración, han venido miles de personas intentando localizar esta puerta en la travesía central, por mas que no queda muy claro que fuera un olvido, mas, si olvidaron realizar el estudio para la optimización de las puertas en su mejor ubicación en lugar de hacerlas para su descabellado recorrido dentro del laberinto.
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En la provisionalidad la concejala de las iniciativas imposibles, vino expresamente a informarme de sus logros en esta atorada plaza, para aparte de mostrarme sus blanquísimos dientes con una forzada sonrisa, decirme a boca llena “que aquello no hay quien lo pare”, refiriéndose a uno de los inicios, aquel de la primera piedra, en lo de la Encarnación, pero al  poco tiempo, no solo se quedó aquello parado, sino que tardaron tres años en volverlo a poner en marcha, y siete años mas, en distintas velocidades y extraños parones, para algo que nunca debió de comenzar, claro que ella salió de la casagrande a los pocos meses, pues no aguantó el resultado de su penosa gestión el escrutinio. No digas nunca, jamás. Desde entonces siempre me pregunto ¿nunca, es nunca?

¿Puede que sea nunca alguna vez?   Pero lo mismo nunca es nunca. Aquello que ya no había quien lo pudiera parar, debió de ser un trauma para la concejala que nunca, pero nunca, nunca, se pudo imaginar ni de lejos lo que iba a suceder, una vez que las urnas la mandaron a casa.
Ahora es el momento, después de aquel nunca, y los concejales actuales se toman muy en serio que en el disparate, sin paliativos, lo que procede es una rectificación, y con sus positivas actitudes abren la puerta a la sabiduría. Ahora o nunca.

Sevilla a 16 de Febrero de 2014

Francisco Rodríguez Estévez




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