viernes, 4 de enero de 2019


Indignados ocupas Viva Sevilla

Abatido

A primeras horas de la mañana me avisaron. Todo hacia indicar que definitivamente le habia llegado la hora, y era lógico que sucediera tal como aconteció.
Un aparcamiento en rasante en el solar de la EncarnaciónNo había caso, ni alarma por el suceso. Tampoco cabía esperar la suerte de un ninot indultat, pues siendo fuego fatuo, su destino era ineludiblemente el de seguir a los demás puestos que formaron bajo los asbestos aquel mercado de provisionalidad eterna.
Pasado el mediodía me acerqué para ver el montón de escombros que aun quedaban por retirar, todavía conservaba en pie una de sus paredes, la que tendrá que permanecer resistiéndose algún tiempo mas, acaso años, lo que me permitió reconocer el rastro de lo que me fue propio y una de sus paredes, la que tendrá que permanecer de pie, y que aun podía identificarlos.
En la explanada resultante solo quedaban los dispersos restos de muro de la fachada, unos montículos de sus despojos delatan que su destrucción ha sido cosa reciente, por mas que queden esos signos de los estertores llevados a cabo, tal como si le hubieran evacuado las entrañas desperdigándolas después de haberles abatido.
La diafanidad del vacio aun me permite ver, en ese rastro por retirar, algo que por cercano es reconocible, será lo último que los camiones se lleven a las escombreras, y me alegra que así haya sucedido, pues no es fácil resistir cuando todos sucumben.
Aquello estaba previsto para que tuviera una duración máxima de tres años, pero evidentemente el constructor le dotó de suficiente fortaleza en su estructura para que aguantara incluso el doble de los que permaneció como provisional mercado, pues por suerte, esta empresa si que sabía perfectamente que lo de los tres años era un camelo municipal, pues nada hay mas incierto que las palabras dadas por aquello que se meten a político para crearle problemas a las soluciones.
Después de tantos años, casi cuarenta, tiempo suficiente para todo, y acaso demasiado tiempo para nada, puede decirse que, tras ser abatidos, como un furtivo sus piezas, que estos dos últimos puestos del provisional mercado, fueron en los que cada día, de todos los años transcurridos, intentaba que se generara una nueva historia, una ilusión que nos permitía volver en la madrugada siguiente, una tras otra, para volver a empezar una larga espera continuada, pensando solo en que algún día esta se tendría que acabar, pero mira por donde ni fue el mejor día para su final, ni la historia se ha terminado.
Sevilla a 8 de Febrero de 2012
Francisco Rodríguez Estévez

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