Ustedes saben
Ni por un momento se me viene a la cabeza de que ellos se
preocupen de las cosas que nos afectan. Otra cosa es la teoría de servicio público,
y el deber de atención hacia los ciudadanos.
Llegaré a pensar, de seguir así, que lo de la puerta es algo
que ni para mejorar las condiciones se ha llevado a estudio su modificado, al
menos cuando se da por cierto que tienen conocimiento directo de la cantidad de
personas que caen en el trampantojos que se invento la guasa berlinesa.
Son las responsabilidades (que al ser en este caso bicéfalas,
no se acierta a saber donde quedó colocado el cerebro) las que tienen que
resolver el misterio de lo de la puerta de la Encarnación. Por
que aunque no se lo crean este asunto es un misterio, un verdadero misterio.
Todo en lo de la Encarnación
es puro misterio.
Imagínese, si no ha caído todavía en la trampa, que busca
una puerta en el lugar que a cualquier persona pueda resultarle lógico
encontrarla, y resulta que ¡zas! , menudo chasco. ¡No hay puerta! ¿Y que piensan
que hace la responsabilidad? Pues no hace nada.
Se diría que ni sienten ni padecen, que no fuera con ellos
eso de que no exista una puerta que
tenga algo más de criterio que las aleatorias que para risas diseñó en
arquitecto alemán.
Se diría que no es asunto de interés general que se cumplan
las normas sobre accesibilidad en los edificios públicos, y mucho menos nada
acerca de la sostenibilidad.
Seria imposible explicarle nada al respecto, a estos que deben
de tomar decisiones, sobre la optimización de los recorridos del publico en las
grandes superficies, y para que contarles los que sobre la colocación de las
puertas, y sus diferentes tipos especialmente, sobre las automáticas cuando de
sobra deben de conocer que existe amplio numero de libros al respecto, y cuando
menos un importante numero de técnicos en nomina, y si no, siempre puede contar
con la opinión de los usuarios, y en todo caso con los damnificados del
capricho.
Imagino que ustedes
saben que lo de la
Encarnación no deja de ser un capricho, un caro capricho, que
en ningún momento se realiza para acabar con la situación provisional de unos
placeros que arrinconó el franquismo con la falsa promesa de un mercado
moderno.
Ustedes saben que lo del mimo y lo de los pobrecitos
placeros que llevan tanto tiempo sufriendo es una frase del doctor que puso
todo su empeño en gastar todo el dinero público para que aquello dejara de ser
imposible, y todos pudiéramos recordarle.
Por el momento no hago mas que recordar que cada día muchas
personas buscan una puerta y que la responsabilidad, como que no, que no quiere
ser responsable.
Sevilla a 14 de Enero de 2013
Francisco Rodriguez Estevez
No hay comentarios:
Publicar un comentario