lunes, 21 de enero de 2013


A la sombra

 

En la fría mañana de este lunes de Enero, un grupo, pequeño grupo de personas mayores, muestran su indignación en la sombra de las setas. Lunes a la sombra.

Buscan la adhesión de todos aquellos, se supone que son la mayoría de los pensionistas, todos los que piensan que pueden tener sus mismas preocupaciones. Cosa inútil. Reivindican, como abuelos-flautas, derechos  que los poderes les sustraen, acaso  una entrada para el dialogo inexistente, como la puerta, en lugar de la agresión, la detención, y la sanción desproporcionada con amenaza de embargo.

 Parece que su indignación se debe a la falta de salidas, con las pensiones recortadas, la medicina recortada, recortada la educación, y recortadas la asignaciones que por la dependencia muchos necesitan, incluso esperan, con menos luces que sus nietos, la solidaridad de la sociedad, que sea capaz de abrir esa puerta al dialogo, a la compresión, al sentido común, en un vano intento de cambiar la cosa, la crisis, la corrupción, los abusos, y otras mamandurrias, y en un idealizado nuevo país vivir del trabajo, en vivienda digna, y con sueldos máximos razonables, y libre de especuladores, bancos malos, y otras alimañas.

Es difícil que se abra esa puerta cuando por el número de solicitantes apostados en la escalera esperando un rayo de sol que engañe al parasol de las sombras, es realmente insignificante.

El planteamiento parece justo, y todos los abuelos deberían de formar un grupo lo suficientemente amplio, como para que los poderes se lo piensen en sus actuaciones. Pero es que la alternancia en eso parece más de lo mismo.

Puedo entenderlos, pues llevo demasiado tiempo , primero solitando, luego pidiendo y mas tarde exigiendo que se abra una puerta en esta Encarnación, y para nada los responsables actúan, mas cuando comprueban que los posibles afectados, les importa un pepino que se realice esa puerta de entrada y salida. La soledad de la sombra.

Igual sucede que no hay manera de colocar una nueva puerta, evidentemente automática, pues ni los clientes hacen llegar a donde corresponda, las deficiencias que en esta Encarnación, de grandes sombras. Es más que lamentable que la responsabilidad escondida en la mayor de las sombras tenga la más minima intención de atender a estos abuelos, manifestantes en la Encarnación, lugar inhóspito donde vienen demostrando su incapacidad para abrir ninguna puerta. Lo mismo dentro de nada los vemos en la sombra, ………pidiendo un voto.

Sevilla a 21 de Enero de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

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