viernes, 20 de julio de 2012

Tiempo sin espera

Dos mil diecisiete




Por lo pronto los analistas hablan de mínimo dos años para llegar al fondo del fondo, que nadie sabe donde se encuentra cuando hace poco el susto estaba en los 350 puntos básicos de la prima de riesgo, barrera del caos financiero si se llegaba a rebasar, y al de la fecha la prima esta, tan arriesgada como siempre, alcanza los 580, y no es que ni a estas alturas asuste, que por mi puede llegar,  si le parece, hasta encaramarse en lo mas alto del Burj Khalifa, que menuda es la prima en esto de arriesgarse.

Lo mas seguro es que baje, pues resulta evidente que, o se queda allí en lo alto como San Simeón el Estilita, o se pega un jardazo haciendo el salto de la cola de caballo al mas puro estilo de los clavados.

También puede ser que descienda poco a poco y lo mismo, en lugar de caer, se ponga del susto una línea de vida, ya que a su edad no esta para correr nada en ninguno de los sentidos, y menos que en plena bajada se descubra el pastel de la prima, y lo que se vea, manda huevos, sea otra cosa.

Espero, que para esa fecha mágica del 2017, me coja cobrando la jubilación, pues no pienso esperar pagando que llegue, por mucho que ahora se garantice que se alcanzará la normalidad. Es mas aunque abrieran la puerta, es demasiado tiempo.

Aguantar cinco años, que pasen cinco años, nunca está en nuestras manos, en un segundo se van al garete todos los planes. Cierto es que Gracias a Dios, me veo con fuerzas, pero cinco son demasiados años para esperar nada, mas cuando desde hace muchos años no he hecho otra cosa que esperar, para que nada llegara.

Desde algo más de año y medio, espero que coloquen una puerta, (mil veces prometida, y dos mil negada), con seguridad al objeto de mejorar unas ventas imposibles en un laberíntico mercado, y para eso aun tuve que esperar más de treinta y ocho años para que lo construyeran.

Que le puedo hacer si la situación es la que hay. Según los placeros, se necesitarían varias puertas para que aquello tuviera un sentido mas comercial, pero se ignora de donde han sacado la información de que la concesionaria solo tiene dinero para colocar una sola puerta.

El Delegado de Consumo, que atiende a estos comerciantes, entiende que efectivamente cabria la posibilidad de que se autorizaran otra puertas, cuantas fueran necesarias, pero que la Delegación no tiene recursos, ni los necesita pues seria una exigencia a la que estaría obligado a realizar el desembolso la concesionaria, pero informado por los representantes de la Cooperativa de la situación económica de la empresa, en lugar de comprobar este dato, accede a la petición de que se proceda a la apertura de una sola puerta, y en el lugar que se le solicita, naturalmente sin realizar un estudio técnico del lugar optimo para los intereses generales del mercado.

Y que dice la concesionaria al respecto, pues no dice nada, por el momento deja pasar días, le viene bien no sufragar los gastos de dos, o mas puertas, máxime si los placeros en sus luces, se conforman con una, y la Delegación no le hace la mas minima presión, ni tan siquiera para que esta sea automatica, ni mucho menos indicar que se puede distribuir con mejor criterio las que se colocaron en la calle cubierta.

De no colocarse la puerta (que estaría dispuesto a sufragar, pues ya resulta extraño que la constructora no disponga de las cantidades para ello), a ser posible aprovechando las bajas ventas de Agosto, y visto que es el costo de esta el único impedimento, pues tanto Delegación, como placeros, parecen que están de acuerdo en que una sola puerta mas es insuficiente, convendrán conmigo que vistas las actitudes, lo mas consecuente sea dejar la actividad comercial, cosa que desde el primer día llevo corriendo el riesgo, como la prima, para alcanzar algo, si no cumbre, a mi edad, al menos un buen y suave descenso , pero que sin paso, ni puerta para marcar el slalom, hay muchos días como el de hoy en el que cerrando se le pierde menos.

Sevilla a 20 de Julio de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

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