miércoles, 11 de julio de 2012

Enfermedad laboral

En la provisionalidad




Una vez que los placeros en exiguo numero abandonaron la estabilidad que durante treinta y ocho años permanecieron bajo los tubulares del bidonville, llegaron los treinta y ocho, ahora en numero reducido, hasta la nueva provisionalidad en la poco a poco iran abandonando sin que ninguno alcance superar los años pasados en el rincón de chapas de eterna espera.

Esta plaza que me mata, y no solo por aquello de que la vida pasa en cada día que transcurre, no ha tenido, de entrada, nada que evite mi salida, acaso por la puerta, pero desde el primer día nada fue como en aquella provisionalidad en la que tenia treinta y ocho años menos. En esta que tan disparatada me parece, por mas que ni estuviera ilusionado con la vuelta a semejante lugar, hacia que pusiera rumbo al jubilo que se me venia encima, y acaso con el me llegara el soplo de una brisa que me ayudara a navegar algún tiempo por nuevas singladuras. Pero no había salida, ni entrada, ni publico, ni ventas, ni puerta, solo había que aguantar una crisis económica, dicen que mundial, pero que me ha cogido tan de lleno, que apenas me quedan ganas para continuar.

No ha sido solo los años, que también, pero el caso es que viendo a diario este mamarracho de plaza que se ha realizado, después de haberla idealizado con referentes que son magníficos negocios en otras capitales, diría que el coraje interior empezó a preocuparme, tanto que más que el apetito perdí el sueño, además del dinero. Luego el desagradable olor que se impregnaba en la ropa hizo que en ocasiones tuviera dificultades respiratorias, con la edad me llegaba todo menos la jubilación.

Acaso las preocupaciones y la carga de razón que me hacen ver las cosas como son, y aunque me podría valer a estas alturas, el que mas da, sigo molestando a mi estomago y este sabe darme donde mas me duele. Por suerte el corazon esta por el momento distraido y ya ni me hecha cuenta.
La edad, y sintiéndome algo mas joven de los años vividos, no es lo que puede evitar que los rástreles hayan sido colocados ,segun el disparatado diseño,  en una altura en la que ya no esta uno para estirarse de puntillas para cargar varios kilos, hicieron que en la brevedad del tiempo transcurrido por dos veces la lumbalgia me aconseja que abandone este lugar que tanto dolor me causa y no me hace feliz.

Justo hace un año un prurito apareció en una mis pierna, era como un salpullido de bebe, una ecema nerviosa, algo sin importancia que se quitaba y volvía a aparecer según mi estado de animo, según las ventas, o según que nueva avería aparecía en las deficientes instalaciones de diecisiete millones de pesetas. Aparte de la puerta, y los carteles reivindicativos, las luces prohibidas, la reflexión solar, la pileta cambiada, los rástreles altos los mostradores mas altos, los husillos interiores, el fenólico que se despega, la prohibición de estacionar mi vehiculo, los rótulos, las cajas decoradas, y encima primero las gotera, el hilo musical interior, el termo se salía, la pileta rompió el bote sinfónico, la cámara tuvo que cambiar el evaporador, la vitrina no enfriaba, las puestas quedaron obstruidas, y encima la calle permanecía desértica.

El caso es que la piel empezó a mostrar su parecer y exigía una tranquilidad que no le daba, ni le doy, y a los seis mese el dermatólogo diagnostica psoriasis. Un coñazo de cremas, algunas pastillas, que hace que según el día aparezca mejor, o lo contario.

Cambio de tratamiento, y diría que empeoraba,. Nueva visita al dermatólogo que decide hacer algunas pruebas, psoriasis es el diagnostico, pero tambien otra cosa, que para estar mas seguro hace falta una analítica extensa, tanto como la enrojecida piel invade las piernas.

Ahora ha cambiado el diagnostico, otro nuevo, mas parece que sea debido a una mala interrelación por la mezcla de medicamentos, para el stress, para la psoriasis, el protector, y los analgésicos y antiinflamatorios para aliviar la lumbalgia, y también puede ser, obviaré el nombre medico, un problema que puede surgir cuando se trabaja en lugares cerrados, mal ventilados, y aparece en el ambiente partículas odoríficas que me están jodiendo.
Aun no están los resultados de las pruebas y análisis, por el momento ha retirado todas la medicaciones y tengo prohibido hasta el paracetamol, a cambio, y esperando los resultados, prescribe me dispensen corticoides para veintiún días, como medida de choque para salir de esta situación, lo que yo digo, una puerta, al menos entrará por ella el aire renovador, y el publico y lo mismo me devuelven las ganas de seguir, o entra alguien que quiere generosamente jubilarme. Puedo decirle que estoy hasta los cojones, y crean que me he hecho fotos.
Por suerte no ha venido el recibo del alquiler, con lo cual lo mismo la cortisona ha empezado a obrar, la puerta a la esperanzadora mejoría.

Sevilla a 11 de Julio de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

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