sábado, 21 de julio de 2012

Bajo la carpa

La tontería






Sucedió hace ahora diez años, ¡quien lo diría!, toda una década transcurrida desde el suceso, por lo cual es posible que pocos lo recuerden a pesar de lo rápido que corre el tiempo que mas parece que fuera recién acaecido.

Fue una mañana algo mas calurosa de las que con normalidad cada año nos traen los días señalaitos, el solar estaba preparado para el acontecimiento, los operarios, en especial los arqueólogos e historiadores de la empresa Sectur, se habían afanado en adecentar la excavación, que mas parecía escarbacion, por cuanto era un trabajo al que se le había fijado el tiempo de duración, y apenas se podían reparar en lo que se estaba destruyendo. Unas macetas con siemprevive.

Una gran carpa marbellí para un ágape ofrecido por la fidelísima constructora, y el trípode preparado para bajar la caja metálica con toda la parafernalia de objetos para la memoria.

Por suerte para mi no me invitaron, en cambio, tenía previsto, hacer una visita unas horas antes, al objeto de situar a los arqueólogos en referencia al desaparecido mercado, pero el guarda de seguridad tenia bien fija mi imagen que ni colocándome un chaleco reflectante y el correspondiente casco me permitió la entrada. ¡Usted, no puede pasar!

Me sigue pareciendo una tontería, pero acaso era la única persona que públicamente había rechazado el proyecto sótano que tanto aplauso arranco en aquellos que detentaba la representatividad de los callados placeros, y el beneplácito consentido de los asesores.

La delegada llegaba con retraso, y ciertas prisas, pues tenía compromisos ineludibles en los actos que la esperaban en Triana.

Llevaba un vestido de gasa de color verde manzana, casi pastel con de talles de tonos anaranjados, que la favorecía. Acaso como burla, paso delante de mi puesto, mostrando la blancura de una dentadura casi perfecta pero algo grande en su boca, en una forzada sonrisa de felicidad en la victoria que estaba a punto de alcanzar, colocar la primera piedra y todos los placeros aplaudiendo para la foto.

Recuerdo que no me pude resistir, y le dije en voz alta un refrán desacertado, pues ahora pienso que me tenia que haber limitado a saludarla, y que con su pan se lo coma, pero la mala elección la confundió y le encontró otro sentido por lo cual como un resorte se volvió para decirme muy enfadada ¡Esto, no hay quien lo pare!

El caso es que en menos de tres meses ya estaba fuera de su despacho y la Encarnación sufrió uno de los mayores parones.

No busquen la piedra, no la encontraran, la Encarnación no tiene piedra que en el futuro permita conocer lo que sucedía en el mundo aquel día señalaito de 2002, el proyecto alemán hizo coincidir el lugar donde estaba depositada, nada menos que con la rampa de bajada al sótano de servicios de carga y descarga, si mal suele utilizarse por los placeros como aparcamiento, que ya me gustaría acceder, pero las indicaciones son como cuando la piedra. Algún día, y lo mismo os cuento lo de la mona.

Se cumplen los diez años de una piedra inexistente en lo de la Encarnación, un proyecto inexistente, que ni tenia por autor arquitecto alguno, fue cuando se propuso que fuera aquel que tenia suficiente prestigio.

Era un ardid que no sirvió nada más que para animar a los que detentaban a los placeros, una estrategia para que estos y sus asesores, aplaudieran escaleras y depresiones, de un proyecto irrealizable. Pero era evidente que en otra cabeza se estaba pensando en un concurso, y dejarse de tonterías de mercado, es evidente que en la Encarnación estas no aparecieron solas. A la vista de los resultados, el emblematico resultó deturpado de solemnidad, por lo que se puede pensar que con todo lo pasado, lo de la puerta puede parecer, por muy serio que sea el asunto, mas que tonteria, piedra.

Sevilla a 21 de Julio de 2012

Francisco Rodriguez Estevez

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