lunes, 9 de julio de 2012

El drama se hace comedia
(Hay que reirse)

Es puro llanto




La lagrima en el capricho se está volviendo puro llanto, ¡Dios mío, Dios, mío! Que risa causa el espanto. En el Tholo de Mamaria, el que no llora no mama.

Por el momento, sin puerta, aquello no tiene salida, ni respuestas. Nadie parece que sepa nada del asunto de la puerta, ni del asunto, ni de la puerta, es evidente que existe la ignorancia.

Llama la prensa interesada en el tema, pues más que serpiente de verano, lo de la puerta de la Encarnación es un culebron venezolano, y la historia da para una serie experimental, más propia de la conjetura de Poincaré, que del boson de Higgs, la puerta de los deseos. La escusa, según dice la portavoz es el dinero, según el responsable, los placeros, según la concesionaria el delegado, puro llanto.

En el dramatismo que causa ver el laberinto en la oscuridad de los silencios de los lunes, apenas daba la jornada para tener sorpresas, pero en el fanal puede ocurrir lo inesperado. El pequeño grupo llega en bicicletas, sus componentes buscan la entrada en la barreduela de cristal, un lugar aplaudido por aquello de reír la gracia por el ingenio demostrado de su ocurrente autor. Cuentan que tanta modernidad es pura poesía, de haber sido "espuria", no quedarían lágrimas para tanto llanto.

No parece que la tragedia alcance al grupo de baile, pues solo buscan una localización para llevar a cabo su número, y naturalmente que nada mas apropiado en cuestión de números que este que encuentran en una Encarnación sin salida, y sin entrada.

Se trata pues de un numero musical, un arduo trabajo del que esperan obtener resultados satisfactorio. La cámara recoge varios planos del tholo de cristal, desde dentro y desde fuera, toda una vuelta. ¿Dónde está la puerta?

Ni que pintado, pues se trata de una coreografía en el que las vestales de un templo hacen un ritual ante una diosa. Bingo.

De lleno me meto en el asunto y planteo que nada mejor que hacer una reivindicación de la Diosa Ceres, a la que podía entronizarse en el lugar que les indico, si, el mismo que ya tanto la responsabilidad como los técnicos conocen.

Y en el exterior las vestales, y algún que otro figurante, traten de penetrar hasta alcanzar la protección de la diosa que se mantiene erecta y quieta, en todo momento, dentro del fanal, que tratan de cruzar los afligidos por el dolor de no encontrar la entrada, y empujan con sus manos los cristales que quedan manchados con la sangre de la desesperación.

Los artitas quedan encantados, pues era algo así lo previsto pero tenia que ser un poco más erótico. Les informo que la Diosa Ceres, diosa de la abundancia, también lo es de los placeres, y se representa en un desnudo integral que tapa sus vergüenzas con una cesta de alimentos, pero lo mismo pueden ser pollos, que nabos y pepinos, incluso un buen chorizo. Seria la erótica de la alimentación, con almejas, nísperos, y huevos.

El grupo de teatro se siente entusiasmado, tanto como si ya estuvieran actuando. Aparece entre ellas una invitación a participar, me piden que actúe, acaso me pregunto interiormente si quieren que en mi papel me encuentre dentro del laberinto como un minotauro, o peor aun, aparecer dentro del puesto estático, mas que como un jamón, como escultura que sostiene un enorme pernil, y la muchedumbre fuera, lampando grita y vocifera, para poder entrar y reclamar alguna lagrima de su pringue.

Declino la amable invitación que me formulan estos jóvenes actores y actrices, temiendo que me pidan que interprete el papel de Príapo. Dios de los mercados. Seria para llorar, pues uno, ya no esta para eso.

Sevilla a 9 de Julio de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

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