martes, 31 de mayo de 2011

El recuerdo era absentarse,trago a trago.

Amargor

De haber puesto “amacord” me estaria refiriendo a la película que Fellini rodó en 1973, justo cuando derribaron la Encarnación.
Como el amargor de la absenta, la bebida no significaba lo que recuerdo, que siempre se bebe para olvidar, y el amargor de aquella imagen del pasado, como a esta, a la que aun siendo la mas grande le pusieron el amargor de los mejores recuerdos junto a su boca, pues es sabido que lo que le amarga el culo es al pepino.
Todos a comer pepino. Todo político que se precie debería de estar comiendo pepinos para demostrar al mundo que un pepino en la boca no es que sea bueno, si no que está estupendo, pero como todo, sin abusar. Ya ven, hay quien quiere hasta los pepinos grandes.
La cosa es de nueve cifras, lo cual no es ninguna broma, y a diferencia con lo de la Encarnación de mis recuerdos, buenos recuerdos, esta que amarga como pepino en el culo, no hay quien se la lleve a la boca.
Acaso por eso preocupa que si de verdad estos estuvieran por el retorno de la estatua, que como se puede medir, es de mayor tamaño que la mas grande,y aunque el tamaño de siempre importa, seria imperdonable que uno de esos otros que andan sueltos con amargor en las venas de tanto “absentarse” los amargores laborales, y la abstinencia en carne, y no solo los viernes de cuaresma, que le diera al la “criaturita” por poner en los labios a la mismísima Diosa de la fruta y verdura, en lugar de un buen jamón para celebrarlo, un amargo pepino para que todos nos acordemos de quien posiblemente no tiene culpa de tener en su casa lo que la “pobresita” tiene.
A pesar de que estamos en el tiempo amargo de las despedidas, siempre quedaran pepinos para llevar a la boca, y lo mismo la gran pepinada, tiene su punto especial de austeridad para el cambio tranquilo, y hasta es posible que se abra la puerta que traiga a la mas grande de las esculturas que realizó Vasallo, esa que en los día amargos del derribo del vetusto edificio, cuando entronizada en la hornacina central de la fuente de piedra, protegía a los placeros que llegaban cargados con serones a las espaldas, como animales, para ir adelantando la faena, que habían iniciado horas antes en el Arenal, esperando los carrillos de mano, primero y luego los triciclos, y mas tardes los isocarros, y luego las dekauves, hasta llegar a las “furgonetas”.
El recuerdo no es amargo, el reculo de melón sí. El melón también sale pepino, ¿Y el pepino? A que sale. En origen ahora mismo lo estan tirando, y los políticos tragando pepino para las fotos.
Un pepino, por aquí, un pepino, por allí, pa,pa,pa,pa,, y parece mentira que ni los que hacenloimposiblepuntocom, aun no hayan advertido que lo que falta es abrir una puerta, y eso viene a decir que esto es como el culo del pepino, que depende del gusto, y para mi que acabaran abriendo.
Sevilla a 31 de Mayo de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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