martes, 17 de mayo de 2011

LA PUERTA DE CERES

Esto se está acabando

Hace ya algunas jornadas, que vengo pensando poner final a esto de escribir mas de lo mismo, pues pienso que, ya sin más remedio, solo queda esperar el dictamen que haga el tiempo, pues la cosa, pocas soluciones tiene.
Solo en lo que respecta al mercado, la plaza de toda la vida, al quedar jibarizarda en una reducción insoportable, y que ademas se ha travestido, dicen de modernidad, tal como aquellas galerías que aparecieron en los 70, pero con el disfraz de lo absurdo cubriendo sus vergüenzas, de tal suerte que ni por casualidad resulta ser un lugar emblemático, como el que se esperaba que fuera a semejanza de los que en las grandes ciudades aciertan a cuidar los suyos tanto como activo turístico, y por supuesto en sus valores etnograficos, arquitectónicos, culinarios, gastronómicos y comercial.
Seria prácticamente imposible en nuestro caso, lo de la Encarnación, que ahora que se está acabando, y a pesar de la nanotecnología al alcance, se dispusiera de ella para aprovechar la energía solar y que por su utilización alcanzara ese marchamo de sostenible, cuando menos para ahorrar la factura de electricidad a los placeros, pues al parecer lo de la capa de ozono, y el cambio climático, son otras sostenibilidades.
En el mismo nivel de posibilidades, es decir las nulas, estaría las distintas modificaciones que aquello mínimamente necesita para transformar el laberinto de formica en un lugar amable.
Cabe el ejemplo de subir el nivel del suelo, lo justo para que los mostradores no resulten tan excesivamente altos, (por las medidas que se debieron tomar, si no se explica, con sistema etilico en lugar de metrico), mejorar los desagües de pendientes imposibles, en inutil intento de ocultar cuantas rejillas fueran posibles. Cambiar el poroso suelo gris de un sucio granito por una solería antideslizante de mejor tonalidad. Distribuir mejor las puertas existentes, e incorporarle el automatismo, para evitar un considerable esfuerzo a cuantas personas tengan que abrir para pasar una pesada hoja, cuando, rozando lo inaudito, no se lo creerán, pero colocaron las cuatro juntas.
Mucho más improbable es que se reduzcan los revestimientos del bosque de columnas, 14X8 centímetros cada una, para paliar el error de convertirlas en obstáculos cuando deberían de haber sido integradas en los puestos y fuera del viario. Pero una mayor dificultad se encontraría en habilitar puntos de extracción de aire, y cuando menos una ventilación durante las muchas horas en las que la climatización, por aquello del ahorro, queda en impasse.
Algunas de estas partidas ni son tan difíciles, ni excesivamente costosas, solo hace falta querer hacerlas, y aquí nos encontramos con las mayores dificultades. Deben de ser los comerciantes quienes las exijan, pero a quien, otro dilema, al concesionario arrendador, al la Gerencia de urbanismo, a la Delegación de Consumo, acaso no advirtieron nada cuando lo diseñaron, cuando lo realizaron, cuando lo recepcionaron, cuando lo supervisaron, cuando entregaron las llaves, ¿y los placeros?, ¿Por qué lo aceptaron?. Preguntas, y mas preguntas, sin soluciones.
Ahora que esto se está acabando, pocas soluciones quedan. Conseguir que Ceres retorne a lo de la Encarnación, ya parece un premio de los grandes. Debo de dar las gracias a Jurgen Mayer, que como todos sabemos, el no diseñó el mercado amarillo, ni en su forma, ni en sus materiales, pero que ha aceptado de buen grado retirar la fuente exterior, e incluso el parterre, para que la diosa de la Encarnación quede allí instalada, acaso protegiendo a los placeros.
Puede que todo sea por esto de las elecciones que aun no se haya colocado la escultura en su sitio, cosa que también ha sorprendido a todo el equipo de arquitectos que han venido de Alemania para supervisar los últimos trabajos llevados a cabo, y según me comunicaron, para alegrarme el día, abrir una puerta nueva junto a la diosa no supone ningún problema, es mas pudieron comprobar que es de gran importancia para mejorar el flujo de clientes realizarla. La cosa es, que aunque se esté acabando esto, más parece que lo aceleran.
Sevilla a 12 de Mayo de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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