miércoles, 11 de junio de 2025

hasta donde me lleve

 

A donde fuera, sabe que iria. Había llegado con un mínimo retraso, de tal suerte que pude observa cuando apenas quedaba distancia como consultaba su reloj. 

Por un minuto dejamos lo de ayer, ya se había pasado. Pero fue algo que me produjo, un no sé que, que se le dio la importancia que nunca tuvo para mi, y que una vez retirado el enlace del film, donde mundo, demonio y carne, exhiben circunstancias que ahora se ven normales, y aun pareciendo escandalosas no dejan de ser historias de cines, de esas que hace que la realidad sea aun peor.

El objetivo reconciliatorio era no volver a tener que decir otra vez lo siento, como un monarca en televisión, tal que fuera cosa real donde siempre existe la ficción.

 El camino sin rumbo nos acerca a la tienda de moda donde la prenda que se tenía información está valorada en algo más del doble, y me dice que no se ve fresquita. Al salir saludo a quien es ilustrísima, a veces hace que no ve, pero me llegó de frente y tan elegantemente vestido, que se le veía venir y sobrepasado en volumetría, así surgió el  oblogado saludo al estrecharnos las manos. No sé, acaso no estuve acertado y es que llevo un tiempo que fallo mucho, y tengo poco acierto.

Al preguntarme que le has dicho, se piensa que el saludado era alguien joven cuando lo dicho fue “se te ve hecho un tío” –No me pregunten, era tan delgado que surgió el subconsciente. La risa no paraba. No podría explicarse la situación en plena calle sierpes, en carcajadas contenidas, como dos adolescente.

Ni habían pasado unos metros veo a una mujer diminuta, tal que fuera la desgraciada Irene, aquella que la talidomida le causo tanto daño que la dejo tullida y ganaba su vida con limosnas que siempre que la vi acertaba a entrégale, pero hacía tiempo que no la veía en sus puntos petitorios, y de inmediato la llamé para saludarle, grite, Irene, Irene y se volvió la chica, a la que le explique mi confusion y el difícil parecido que tenia con una persona que conocía, diminuta, focomelica, melena castaña y gafas. No pareció sorprenderle pero  podéis imaginar la cara que se nos quedó, aguantamos la risa, recordando mi carrera tras la chica a gritos, y la cara de sorpresa.

El pasado se hace presente y toda la historia de la cerámica de suvenir sevillana se desgrana en cada una de las mil tiendas en las que la familia Punta ganaba batallas, dentro de mil historias. es el pasado.


Caminamos para llegar a la fuente de Sevilla, de Brackembury, y sus meones niños sobre tortugas, y de paso a saludar a Cayetana, cuando un lorito verde le pide agua, y ya me tienen, imaginenselo, persiguiendo al pequeño psittacidae  alrededor de la Duquesa arrastrando mis rodillas hasta darle captura, no se podéis  dar la idea de la secuencia de tanto amor cuando le tenía en mis manos y le derrama la reparadora ducha sobre el plumaje verde esmeralda del animal que se agarra en mis dedos tal que de hablar hubiera dicho  ¡mama!,  Por suerte le dejamos ir de otro modo hubiéramos comprado una jaula en el corteingles.


De vuelta son otras risas, risas de rituales de fe  del que queda mucho que contar, otra historia, y no dejo de pensar y no solo en lo increible, ni cómo se pudo identificar el gas de Yordi,  y ella lo sabe.

Sevilla a 11 de Junio de 2025

Francisco Rodriguez

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