Las Setas de la
Encarnación: regeneración urbana sin retorno estético ni económico
Hay dudas sobre si la reactivación
comercial que ha generado compensa la inversión, 140 millones
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La construcción del complejo Metropol-Parasol en la plaza de la Encarnación, las famosas Setas de Sevilla, ha cambiado radicalmente ese entorno del
casco histórico. A raíz de su inauguración en marzo de 2011 se ha producido una
paulatina e indudable reactivación comercial de la zona. Muchos son los
turistas que ahora superan el límite del tradicional
circuito estándar para visitantes que marcaba la plaza del Salvador y
llegan a esta área para contemplar la obra de Jürgen
Mayer y hacer
las fotos de rigor. Ese flujo extranjero ha hecho que se pongan en marcha
nuevos establecimientos y, en general, ha activado una especie de efecto
llamada para los propios sevillanos, que ahora transitan mucho más por este
céntrico entorno que vivió un tremendo abandono en los años 70, 80 y
90.
De aquel escenario
donde apenas resistía en un rincón de la plaza el vetusto y «provisional» mercado de abastos se ha pasado a otro con floreciente
actividad comercial y turística, no sólo la del complejo de las Setas en sí
sino del entorno y, muy especialmente, del espacio urbano situado al norte del
edificio, Regina, San Juan de la Palma y Feria, ahora llamado «el Soho sevillano» por la multiplicación de pequeñas tiendas
y bares. Pero ¿está en consonancia la descomunal inversión pública en este
espacio con los beneficios que se logran? Cabe recordar que Metropol-Parasol
costó a las arcas municipales prácticamente 140 millones de euros.
Las opiniones son
diversas, pero todas confluyen en que las ganancias no están siendo ni las
esperadas ni suficientes en relación a la inversión. «Pasa mucha más gente que
antes, eso es indudable, pero es esa justamente la palabra: pasan. Hay muchos que van de un sitio a otro pero realmente el consumo no
es alto». Con
estas palabras lo ilustra Miriam Ocaña, responsable de
«Asuca», tienda de té y chocolate en José Gestoso.
Enrique Arias,
presidente de Alcentro, asociación de
comerciantes del casco antiguo, abunda en esa cuestión. Para Arias resulta
«obvio que la zona está mucho mejor que durante los diez años en que estuvieron
haciendo catas y con vallas y que Regina ha mejorado mucho, claro, pero no creo que se haya recuperado aquella pujanza de cuando llegaba
el autobús y había
aparcamiento. Y el transporte es una cuestión fundamental».
Sin recalificación
urbana
Con una perspectiva
lógicamente distinta, los expertos en urbanismo, arquitectura y geografía
coinciden en que no se ha producido aún la recualificación urbana deseable. Pablo Arias, subdirector de la Escuela de
Arquitectura,
explica que «la ciudad ha resuelto el problema de compromiso con ese espacio
que se arrastraba desde hace años», aunque con «contrapartidas muy
importantes». «Es un despropósito más en la línea de despropósitos de la
regeneración urbana de Sevilla, visto desde una perspectiva netamente
urbanística y no sólo estética —subraya—. Es obvio que se ha reactivado el comercio, pero mediante un artificio
completamente desmesurado e injustificable y que reúne todas las
recetas de negación del espacio público y de lo que tiene que ser un modelo
sostenible. El impacto económico en la zona, el beneficio, hubiera sido
prácticamente el mismo con un modelo de edificio muy distinto y no éste tan
sensacionalista y ampuloso».
El profesor de Geografía de la Universidad de Sevilla Víctor Fernández Salinas, por su lado, recalca que «el edificio
tiene una parte muy positiva, que es que se ha
integrado muy bien en la vida de la ciudad, tanto comercial como turística e incluso
como social y de movimientos alternativos. Y en todo el meollo de la ciudad, lo
cual es muy importante». «Eso sí —matiza—, el proceso y los resultados no son
del todo correctos, especialmente en lo que se refiere a los restos
arqueológicos, que son teóricamente lo más importante y a los que no se les ha
dado el realce que debiera. La zona ha dado un salto, pero lo hubiera hecho de
cualquier modo, porque era dificil que estuviera peor. Aquello era un
desastre».
A esa dirección apunta Marco Melis, encargado junto a su pareja de uno de los comercios
de referencia de Regina, Piaceri Italiani. Abrió cuando estaban terminando de
construirse las Setas y «la diferencia ahora es enorme, por aquel entonces esta
calle estaba muerta, con casi todo cerrado, y ahora tiene muchísima actividad».
Sin embargo, y en el mismo sentido que la amplia mayoría de sus colegas, señala
que «la evolución ha sido muy lenta y las ganancias
no son ni mucho menos las esperadas».
El profesor Jorge Benavides, experto en urbanismo de la Escuela de Arquitectura sevillana, recuerda que Metropol-Parasol
nunca le gustó estéticamente «y mucho menos en lo financiero, pues supone un
endeudamiento extraordinario de la ciudad». Ahora bien, «es indudable que
funcionalmente sí ha sido una respuesta referencial, se ha creado un punto de
encuentro para los ciudadanos y eso es muy relevante. Hacía falta un elemento
funcional así, un espacio de encuentro». Destaca el profesor, no obstante, que
«se ha producido ya una saturación de usos terciarios, especialmente de
hostelería. Además, que la plaza en alto esté privatizada limita mucho la
iniciativa pública. Se ha ganado un espacio de
referencia para la ciudad, pero con muchas sombras».
«Una imposición»
Alternativo y firme
partidario de la arquitectura social, el arquitecto sevillanoSantiago Cirugeda se muestra muy crítico con los parasoles. «Un edificio
singular no cambia por sí solo una ciudad. Y éste no es más que
una imposición estética aislada con un coste escandaloso y cuyo uso, además, es
privado. No es lo mismo que con el Guggenheim de Bilbao, que forma parte de un
proyecto global que abarca una amplia zona de la ciudad, de un modelo general».
El presidente del Colegio de Arquitectos, Ángel Díaz del Río, destaca, sin
embargo, la «profunda mejora urbanística» que ha convertido a la Encarnación en
«el nudo entre la zona monumental y el casco norte». «En cuanto a recuperación
de la zona —indica—, las Setas por supuesto que han merecido la pena. Ahora
bien, no debemos olvidar que el proyecto no ha sido el único factor, ya que
antes estuvieron el Plan Urban y la reforma de la Alameda. Digamos que las Setas han sido el remate brillante de una operación que
venía de más lejos».
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