2010-2016
Poco más de un mes falta para alcanzar el sexto aniversario
de lo de la Encarnación, un día que tendría que estar dedicado a la mentira a
nada que se observe el fanal de cristal donde quedo encerrado todo lo que de la
provisionalidad resistió bajo el peligroso asbesto. No hay salida, ya estaba todo
decidido en los contratos, esos que no
se sabe bien cómo pudieron ser aceptados por los pobrecitos placeros, a menos
que estuvieran tan mal aconsejados para firmarlos que pareciera mentira gorda
que estos enrevesados les favorecieran.
Seis años que se sigue incumpliendo la Ley de Accesibilidad,
y eso que fueron tres responsabilidades distintas en la gobernanza municipal,
pero como si nada pasan los días, y la mentira de estos no resulta distinta,
salvo en las palabras empleadas, pues en
el fondo se hace reiterada y ocurre que después
de seis años esta se ha hecho ya lo suficientemente mayor que incluso la
mentira parece mentira, cuando por tanto tiempo, evidentemente más crece cuanto
menos falta.
El caso es que es cosa grande esta mentira que cumple plazos
incumpliendo ya sea bien para la colocación de cuando menos una puerta automática
como la Ley manda, y mal si se cumple el tiempo de cumplir el sexto aniversario
sin que se le caiga la cara de vergüenza a nadie, ya sean pobrecitos placeros, o la ultima responsabilidad en el
gobierno de la ciudad y por tal motivo de sus edificaciones de carácter público
tal como la laberíntica plaza municipal de abastos de lo de la Encarnacion.
Si fuera por lo escuchado a los que lucen cinturones rojos con
hebilla dorada, cabria pensar que los embustes son de marca mayor, ya fuera por
“lo de emblemático, incluida la sinergia y el emporio de riqueza”, sin olvidar
esto otro de “que lo de la puerta es algo que vamos a ver de inmediato, seguido
del pero, como Paco”, y donde les dejo lo del cafelito, y por ultimo esto, que
tuvo testigo presidencial de que “veras como al final la puerta la abro yo”, en
referencia a estos tres prohombres pelín olvidadizos, por no ampliar a mayor
circulo el discurso de la mentira, que podría escribirse un libro con los relatos increíbles que se despacharon.
Apenas se puede añadir más argumentos a la desobediencia que
incumple una Ley desde hace seis años a falta de poco más de un mes, y eso como
todos saben es incontestable, salvo que se quiera creer las propias mentiras,
pues seria de necio discutir los hechos. En treinta y ocho días se cumplirá en
sexto aniversario, lo mismo concluye el tiempo de la mentira, quien lo diría.
Sevilla a 12 de Noviembre de 2016
Francisco Rodríguez Estévez
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