miércoles, 16 de octubre de 2013


Gazapo

 

Comparando actitudes de responsables en lo publico, convendría recordar lo acaecido hace ya muchos años por quien llevó a cabo esta operación gazapo, en parte para hacer desaparecer el mercado de animales de la Alfalfa, y en especial por cumplir con las ordenanzas municipales, por mas que aquello pudiera parecer de un ridículo acojonante.

Con la risa delatando la confiscación llevada a cabo, la autoridad en la “amagrama”, digamos que con cierta vergüenza, confirmaba en la rueda de prensa al efecto, que tanto el cunni-culus de pelo largo, como el de pelo negro, y el de labio gordo, junto a otras especies que formaban el “amagrama” había sido retirado de la circulación comercial por las fuerzas del orden. Manu militari.

Una operación que siendo de cunni, tuvo mas de culus,  toda vez del ridi-culus en el caso expuesto, por lo que la risa floja, daba a entender con su labia, que no todos los culus eran cunni, ni de lejos cunnilingus, pues con la risa contenida el lapsus lingüe era algo previsible, cuando le llego el turno al pollo.

Por más que fuera visible a los informadores presente, y a las cámaras televisivas, que lo contenido en la jaula eran los gazapos de la intervención, quedaba claro pues, que la incautación era producto de un  servicio llevado a cabo  por la  responsabilidad en  el mercado de animales.

Debió de ser la lectura del listado de los "Oryctolagus", describiendo el numero tantos de pelo corto, como los de rabo largo y el de labio gordo, donde por suerte no se encontraron con ninguna “paca”, mas conocida como el chochi pintado, lo cual hubiera sido para desternillarse.

Esta medida casi persecutoria por quitar de en medio esta practica ancestral de exponer conejos, y mostrar los pájaros en plena plaza publica, acabarían por hacerle desaparecer.

Posiblemente quede en algunos el recuerdo, pues no hacia tantos años que no muy lejos del lugar del decomiso, antes de la provisionalidad de las chapas,  existía una gran plaza municipal de abastos, ¡Ay, Encarnación! que disponía de ocho puertas, ocho como la madeja del pictograma, donde esta mercancía viviente, carne de mesa,  podía adquirirse, con sacrificio incluido, tal  como ahora nos muestran los documentales, de países asiáticos generalmente.

Otra carne encontraba clientela en el entorno, conejo negro, pájaro blanco, loro verde, buscando hacer algo de caja con el género disponible. ¡Ay, Alameda, que lejos queda!
Aquel responsable publico al que la risa formaba parte del modus operandi en la gobernanza acaso olvidara que con la actuación manu militari, se llevaron las cuentas de la lechera que se hicieron aquellos… (Con lo que saque del pájaro cojeré  un conejo, con los huevos .......)


En la distancia de los tiempos se evidencia el cambio, el responsable actual dice que prefiere la gobernanza, pues llegó a confesar, que siendo este el modo elegido para la gestión que se está llevando a cabo, no puede aplicar, en esta forma de gobierno, nada que no se alcance por el consenso, y que lo de manu militari se había acabado, mucho menos en un lugar como en lo de la Encarnación donde se consideraba un placero mas, con lo cual hace tiempo que apareció la inoperancia disfrazando la laxitud para no llevar a cabo nada de cuanto le obliga. Puerta, puerto, plaza, mercado, estación y aeropuerto. Gallina pintada, una, gallina colorada, una. Pollita de Guinea,dos  

 

En un paseo matinal por el centro, el pasado festivo del Pilar, pudimos comprobar que en cuatro puntos de la capital de Andalucía, en cuatro puntos de intramuros, en cuatro lugares del casco antiguo del centro histórico de la ciudad, se realizaban practicas comerciales dignas de un documental asiático, comidas preparadas, embutidos, dulces, pan, quesos, conservas de fabricación “artesanal”, se expendían en condiciones tal, que hacia pensar que si aquello fuera causa del consenso tolerante, o se evitaba el manu militari que debería exigir el cumplimiento de las normas.

Era evidente que ninguno de los que alcanzaron el tratamiento de ilustrísima podía aparecer como garante de las exigencias cumplidas, menos si cabía la posibilidad de que algún medio capturara la instantánea rodeado por la muchedumbre saboreando un tofu artesanal, una empanada de lomo ecológica, o quien dice un batido energético, con el consabido temor al pie de foto.

Cuatro mercadillos ofreciendo en precarias condiciones una amplia gama de productos de consumo, ya fueran crudos, preparados, elaborados o cocinados, y como era festivo, pues resultaba harto difícil que el servicio llevara a cabo ninguna actuación, como cuando el conejo de pelo negro, el de labio gordo, y el de pelo largo, ¡Ay, Alameda! Visto lo cual, en nada sorprendia que en lugar de montarse el pollo, lo hiciera el conejo.

Sevilla a 16 de octubre de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

 

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