lunes, 7 de octubre de 2013

Todos vivimos - bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte.
¿Es el enemigo?

Os doy mi palabra que no se como llamaros, si amigos, si queridos amigos, o acaso estimados amigos, reconocidos amigos, admirados amigos, pues todas se me hacen grande ante la pequeñez que causa mostrase en la distancia de un silencio sin respuesta.

El tiempo habla, el silencio responde, el amigo contesta. Más me inclino, a pensar que no tenéis la respuesta, ninguna respuesta, a que no quieran hacerlo.
Como entender que ninguno de ustedes con la consideración de la posible amistad, aunque fuera supuesta, acaso pensaba, creía,  que existía algo afín, eso que pudiera tener de plus,  aunque fuera por una simpatía de ideas, por un apego personal,  o por un cariño de otro tiempo más difícil, y por ello, la deferencia de que alguno pudiera contestarme..... alguna vez.

Dicen mis amigos, amigos, como vosotros, pero que no tienen la responsabilidad de servicio como ustedes, que por pretensión personal, y abnegación ciudadana, con gusto voluntariamente tenéis asumida, y otorgada con el respaldo mayoritario de los votantes. Pues ellos creen que debería de desistir en pediros, como amigo, lo que vengo machaconamente reiterando, pues creen que poco amigo puede ser quien ni atiende, ni  tan siquiera responde.
Ellos, mis amigos como vosotros, no saben que nada de lo que os escribo puede caer en saco roto, y para nada entiende lo que es la responsabilidad de gestión de lo publico, ellos lo ven todo muy fácil, y a decir verdad, lo de la puerta es todavía mas sencillo, pues no tiene ninguna dificultad, para una empresa del sector, poner una puerta automática en lo de la Encarnación, cuando tenemos una Ley de Accesibilidad que cumplir. Claro que hay que encargarla.

Lo perverso es que uno que lleva tanto en esto, y ha visto tanto, que a todo se le puede encontrar explicación, y como no aparece ninguna en este asunto de instalar una puerta, la cual se hace se hace necesaria por cuanto mejoraría sustancialmente cuando menos el poder de atracción a un lugar que ya de por si se hace laberinto, y por tal causa crecerían las medidas de seguridad y evacuación, por no recordar el penoso trazado anticomercial en donde existen demasiadas calles desérticas y  sin flujo de publico, especialmente la llamada travesía central cegada, sin entrada ni salida, en detrimentos de otras que gozan de cuatro puertas. Así es el capricho del alemán y las palmas del consistorio responsable. Pero como explicar el silencio……Lo mismo es que no tenéis ni idea, pero imagino que tendréis “paginas amarillas”…. Pienso.


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