lunes, 5 de marzo de 2012

Semanas

Carta abierta


Dos semanas puede ser poco tiempo, y también demasiado. Esta hebdomadaria medida del tiempo que pasa, del tiempo que transcurre, generalmente a una velocidad superior de la que nos pensamos, acaso para que se nos acorte el tiempo con los años que nos pasan en esta vida que se nos hace corta. ¿Qué son dos semanas?

De las distintas vidas que se van sucediendo a lo largo de la que nos toca vivir, es la que sucede en la edad laboral, vida de trabajos, y puede llevarnos, si alcanzamos hasta la edad jubilosa, por un tiempo en extensión que nos lleva de la pubertad a la senectud. Un periodo que parece al principio que nunca llegará pero les aseguro que llega, ¡vamos si llega!, y ni os cuento con la aceleración que lo hace.

Las semanas vuelan, y desde ese punto de referencia dos semanas no es nada, o acaso sea demasiado cuando se está esperando que se produzca el ansiado cambio. Dos semanas, y nada cambia.

Sin ir mas lejos, hace dos semanas que me llamaron para comunicarme que en la dirección de la concesionaria habían accedido a colocar la puerta que vengo con insistencia lógica reclamando para la fachada de poniente, justo en el lugar donde cada día, como el de hoy, muchas personas buscan una salida, ¿una entrada?

Cincuenta días, cincuenta, mas se siete semanas se cumplirán mañana, de cuando tuvimos la reunión “a pie de obra”, en la que salvo fortalecer la figura del responsable, ninguno de los puntos referenciados se han hecho posible.

El rotulo lleva desde Noviembre de 2010, es decir, diecisiete meses sin colocarse, y no parece que esto pueda ser solucionado. Setenta semanas.

Mas difícil es evitar la reflexión de la luz, acaso la puerta nueva podría ser una solución, a falta de una decoración complementaria con un vinilo atenuador.

NI que decir tiene que sigue ocupándose la zona de carga y descarga de la zona menos uno, y no es que me preocupe en demasía que si estaciono mi viejo coche allí pueda salir ardiendo, cuando no hay cobertura aseguradora, pero ¿acaso el peligro solo estaba en mi utilitario? Cada día puedo contar vehículos colmatando en estacionamiento un lugar que no me importaría ocupar, aun a riesgo de la falta de seguro. Naturalmente prefiero que la aceleración sea en la puerta nueva.

Difícilmente puedo colocar las cacerolas de luz para integrarme en la uniformidad de la variedad, a menos que en la brevedad posible se abra la puerta nueva, y aquello mejore, cosa que deseo con vehemencia; Cuando el publico empiece a utilizarla, solo cabe que mejore las ventas y entonce pueda llevar a cabo la inversión en las costosísimas luminarias de 600 euros cada bombilla, cuando, por casi nada, existen apliques casi invisibles para instalar una cortina de luz a lo largo de todo el techo con unos fluorescentes especiales, sin necesidad de tocar el fenólico, pero, prefiero que toda la intención nos lleve a la colocación de la nueva puerta.

Va para la quinta semana en la que me llego tu generoso ofrecimiento, un detalle que valoro en especial, sin que en ninguno de los casos de los muchos existentes del encargo a la realización ha llevado mas de tres, a lo sumo cuatro días.

Puede ser que el deseo me llene de impaciencia, pero salvo mi apaciguada actitud, nada ha cambiado.¡Hasta cuando?

Evidentemente no me queda mas que esperar cuando menos tiempo dispongo.

Sevilla a cinco de Marzo de 2012

Francisco Rodriguez Estevez

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