sábado, 10 de marzo de 2012

Puerta de la Carne

El color

En esto de la carne, que confieso que cada día se menos, los valores del color siempre dependen del consumidor, y para nada del profesional. Para muchas personas, gusta el marrón oscuro, casi ennegrecido, por la alta maduración que necesita el vacuno mayor para alcanzar la calidad deseada, y ni les cuento, lo que disfrutan algunas cuando, solo con ver esa característica cobertura de grasa amarilla ligeramente anaranjada, se les hace la boca agua. ¿Y los que quieren buey?
Indudablemente también tiene su olor particular, pero hoy toca colores, siempre según el cristal, y no precisamente de la puerta, esa que por el momento tiene que venir, según me dicen, nada menos que de Alemania, como Jurgen, como la Viekvee pintada, que por cierto tiene nombre de la huerta donde se construyo el Retiro Obrero, aunque es ternera, y no ave que vino de Guinea como el negrito del cola cao, paisano de Copito de Nieves, que era de pelo blanco, como la ternera Chianina, aunque esta proveniente de la Toscana, es de capa negra.
Pardo, como coro gaditano, los hay, y puede ser suizo, como los Rolex de la calle Sierpes, todos iguales, y también Alpinos, como lápices de colores, diferentes ,igual que los gatos de noche, todos pardos.
Las carnes blancas, pálidas, y anacaradas en su grasa de las terneras lechales generalmente son de la raza frisonas, y las rosadas que nos llegan, proceden de las negras Aberdeen Angus. La pintada alemana siempre es Viekvee, mas conocidas por Simmental. Un mote, que no se sabe si es que no tiene mentalidad, claro que es una ternera y no un arquitecto. ¡Estos alemanes!
La Blonde de Aquitania, parece por descolorida rubia de bote, y la Rubia gallega, culona y con buen andar resulta tan deliciosa que tiene la ternura de la saudade.
El color de las carnes rojas sanguinolentas de las lidiadas con sus desgarros por la pelea, tiene también de una variedad de capas, de hecho el toro ensabanado, que casi parecía un morlaco de Chianina, resulto ser tan “Atrevido” que encumbro a la gloria taurina a su matador, aquel que lucia por entonces un cano tupé a juego.
De todas las carnes, son las abiertas , esas que cuando los sustos, a porta gayola, también se pone de gallina, y no precisamente de Guinea, tal como si en lugar de una Santa Gertrudis, apareciera por la puerta un Sampedro, pues no es lo mismo abrir de una vez por toda la puerta, después de nueve meses, que mas parece parto, y rompa de una vez la fuente, y largue mas agua que el filete de la ternera Toscana en el plato de Miguel, que se le hizo agua en la sartén, y no en la boca, ya que solo come piña y pollo, sencillamente por que por el volumen que ha tomado, mas que culturista a lo Jean Claude Van Damme, se está pareciendo morfológicamente al blanco azul belga, que no es ningún chocolate, por mas que la manchada en violeta del Milka, tiene su color, pues al igual, que la puerta tiene su cristal, y para gustos colores, esta puerta transparente, cuando menos, espero que sea automática.
Sevilla a 10 de Marzo de 2012
Francisco Rodriguez Estevez

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