martes, 28 de febrero de 2012

Saber, o no saber

Cartas

Desconozco los motivos que tendrán los directores de periódicos para que de un tiempo a esta parte, cada vez en menor medida, publican las cartas que le dirigen, generalmente los lectores, si evidentemente, aunque sean los destinatario de las mismas, sus autores, lo que esperan es confiar en la difusión de lo que le preocupa.
Compruebo que aquellas con argumento político tienen más éxito, sin embargo confío mas en lo que publican los redactores y enviados especiales. Otras que acometen la novedad de las noticias, generalmente escabrosas, solapan la que ya escribieron los profesionales de los medios, y pocas veces aportan algo nuevo, más allá de su propio punto de vista. Aunque las leo todas, apenas reparo en las que tienen tendencias partidistas, y en aquellas que intentan crear opinión, por muy sana que esta sea, creo que el periodismo para eso ya tiene en nomina a los articulistas, analistas, y columnistas con probado conocimiento de las materias.
Debe de ser por eso que las que mas me gusta leer y me detengo en sus contenidos son aquellas que tratan de temas puntuales, en especial de índole local, que por cercanos en el asunto, estos escritores de cartas dominan de pe a pa., y que salvo excepciones, son asuntos de relleno, si bien en algunas ocasiones son “tocados” por profesionales en la extensión que se requiere.
Ahora releo las cientos que tuve la inmensa suerte de ver publicadas, cierto que en algunas se me hace inexplicable, por lo difícil que resultas descifrarlas, y aunque todas eran haciendo referencia a lo de la Encarnación, pasado, presente y futuro, del llamado emblematico mercado,( sin que me de la risa), antes provisional plaza de abastos municipal ( en suelo privado) y donde estuviera en el principio realizado su original en madera, luego fuera solar de la poca vergüenza, y quien quiera pueda llamar a la azotea plaza de la mayor indignación, fue en otro tiempo el mercado central de Sevilla.
El caso es que parece que una vez convertida en el icono del tiempo rosa, con una deuda mayor que el deterioro que en un solo año nos muestra, sin que las alabanzas comerciales que preconizaron para convertirla en un emporio de riquezas se hayan materializado, ni la sinuosa calles cubierta en su soledad pueda advertirse el atisbo de la idealizada prolongación de la 5ª avenida de Nueva York, cuando a la patochada y el papanatismo, que son definiciones que no me corresponden, ni tampoco aquel que lo calificaba como el poema de las curvas, cuando cierran su placeros puestos, y la puerta de promisión aun no se abre al publico, cuando los costos del subarriendo tiene cuatro partidas insostenibles para todos, lo cual hace que la llevaran mas pronto que tarde a los peores vaticinios.
Muestra por la que se me sigue haciendo importante escribir casi a diario, acerca de lo que acontece en lo de la Encarnación, y siento profundamente que solo me puedan leer en ocasiones, espero que como esta, especialmente cuando queda tanto por decir, como por saber.
Sevilla a 28 de Febrero de 2012
Francisco Rodríguez Estévez

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