lunes, 20 de febrero de 2012

Perdidas

En el laberinto

Resulta que el personal de seguridad, no es de seguridad. Su tarea es tan amplia que abarca todo el polietapico proyecto, con implantación multidisciplinar, con cuatro niveles diferenciados en seis zonas multifuncionales, y emblematico mercado.
Todo eso hace que la multifuncionalidad del operario del multiservicio, en ocasiones, por muy servicial que es el hombre, que se vea desbordado.
Sin ir mas lejos, hoy mismo, cuando el laberinto se hace mas acentuado por la gran cantidad de puestos cerrados, pues, cuando trataba de orientar a una joven madre, con bebe en el carrito, para localizar a su acompañante, el móvil que no para, le reclama para abrir la puerta de descarga y estacionamiento, pues llega un comerciante con su coche.
La señora busca a sus familiar, en este caso era su madre, y no había forma de que se encontraran, esta visto que esta en su desorientación cogió por la calle lateral hacia el norte, acaso buscando una puerta inexistente, y tuvo que dar toda la vuelta periférica interior, y las persianas de los puestos cerrados les impedia tener una visualizacion de donde se hallaban, pues cuando fue localizada se encontraba en la otra punta del laberinto.
El galimatías se cierra, cuando el enredo concluye con el feliz encuentro y es entonces cuando la joven me explica que ella estaba tratando de salir por donde suponía que debería de haber una puerta,(era lo logico), cuando se topo con el operario de los multiservicios, pensando que era alguien de seguridad para preguntarle como encontrar a su madre y luego salir de ese laberinto, y entonces fue cuando le expliqué que lo de la puerta es un fallo terrible, que espero con paciencia, tal como me solicita el Delegado Municipal y el Gerente de la Concesionaria, para que se subsane lo antes posible, y que para encontrar a su madre, lo mejor que podía hacer es quedarse en el centro de la calle central, justo donde los puestos de la calle Oeste cierran cada Lunes para crear la mayor confusión posible, y que la llamara por el móvil.
La señora, no tan mayor, me da las gracias por mi ayuda pues no en vano se estaba poniendo nerviosa por la demora en encontrarse, no por el posible despiste, si no por lo desacertado de la distribución de la planta del mercado.
Resulto que era de Valencia, y se partía en elogios sobre el mercado central, y me hacia saber su negativa opinión sobre este que se encuentra en tan céntrico lugar.
No tuve mas remedio que decirle que compartía su certera apreciación, pues no tenia sentido alguno, ni era mi intención, comparar este galimatico laberinto, solitario y oscuro, con el bullicioso, amplio, luminoso, y magnifico mercado central de Valencia , del que hubiera bastado entrar en Internet y haberlo utilizado como referente, y no inventarse esta patochada de mercado, ni tan siquiera para que al anónimo padre del engendro se le cayera la cara de vergüenza por hacer lo que hizo, la señora dijo semejante bodrio, y no seré yo quien la rectifique, aunque esta cosa tenga quien lo aplauda. La señora valenciana tiene toda la razón, ¿Quién dice que lo de la Encarnación es un mercado?, ese obviamente no ha ido en su vida a Valencia.
Sevilla a 20 de Febrero de 2012
Francisco Rodriguez Estevez

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