sábado, 11 de febrero de 2012

Puerta, puerto

Los días

Llega a ser desesperante que las cosas, con ayuntamiento de por medio, se lleven tanto tiempo en encontrarles las soluciones adecuadas, mas si en lugar de resolverse se enredan, en papeleos de competencias, e incompetencias, al punto de hacerlas parecer, incluso llegar a convertirlas en verdaderos problemas.
El empestillado asunto de la puerta inexistente en lo de la Encarnación, problema de imprevisión, y falto de estudio previo, pero que por su simpleza, en el principio podía haber sido algo tan fácil y sencillo de solucionar, que hubiera bastado aplicar, algo mas simple que el sentido común, pues era suficiente con la observación.
Pero, ocurrió que, entre las prisas inaugurales, la campaña de huida, y el nuevo consistorio, que todos los asuntos, problemas incluidos, quedaron ralentizado, y es que en lo de la Encarnación los contratos de concesión y adjudicación de aquello, y el de adjudicación de obras, tienen las mismas partes, solo que, semejantes papeles, con las modificaciones, las maderas, y lo imposible, junto con los olvidos de las sostenibilidades, y las penalizaciones, los elaboraron tan perversos, y enrevesados, que cualquier interpretación resultaría valida para ambas partes, pero es tal cantidad de ambigüedades que eso contiene, que le hace que no quede claro nada.
En estos días resulta interesante conocer la noticia de que parece ser, que el nuevo gobierno municipal, tras pasar siete meses en sus labores de enterarse de deudas y pagos, tiene la intención, (después de estudiar detenidamente los papeles que se encontraron en el expediente del micologico asunto) de encontrar la interpretación que le resulte favorable.
Lo mismo esa es la necesaria puerta para que entren las soluciones de las cosas, que deberían de llegar en cascadas.
Se desconoce cuantos días serán necesario para aplicar la sensata solución, y la puerta nos aparece, aunque solo sea para acabar con el problema.
La información hace pensar que, con la negociación de las partes, se están acabando los días de esperar, y los de desesperar, por lo que será una suerte que le pongan fin, aun siendo mucho mejor que lo que pongan sea una puerta, aunque sea como las de toda la vida, por cuanto también esta sea una salida, para que de entrada, pueda cambiar la suerte esquiva que me produjo la caprichosa colocación de unas puertas con tan absurda colocación, que esta se abrirá justo cuando, con tanto dicho al respecto, se me estaban agotando las palabras.
Sevilla a 11 de Febrero de 2012
Francisco Rodríguez Estévez

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