sábado, 18 de febrero de 2012

Mi puerta, mi coche, mi rotulo, mi lampara

Las bandas

En esta ocasión eran de música. En la Encarnación tratan de darle contenido a la azotea y la ocurrencia musical es otro evento de una originalidad tal, que nadie diría que la micologica cubierta, prevista para planetarium, tiene unos niveles acústicos más propios de los circos romanos. Siempre pan, pan ácimo en su misterio. Pan de espelta, al pan, pan. Rataplán, pan, pan. Todo un espectáculo de luz y sonido, todos por la banda.
La reverberación de los bombos y tamboras con sus graves, se multiplicaba con el paso de las horas, todo un misterio, para colarse a través de los cristales de la insonorización de bajo costo, hasta pasadas las cuatro de la tarde. Maratón de bandas, todas perfectamente uniformadas, en su mayoría con atuendo que hacen recordar a instituciones militares.
Mañana hay otra manifestación cultural, vuelven los indignados como banda en formación migratoria desde San Telmo, pájaro, pájaro, hasta ese lugar que ya se conoce como plaza de la mayor indignación para celebra la asamblea publica en la grada Sur, esa que en estos soleados días del invierno primaveral que tenemos, han sido muchas personas, especialmente las venidas de fuera que mirando un cielo sin nubes que contar, descansaban en sus escalones calentados, para con el síndrome de batería solar recuperar las energías. Fotovoltaicas, ya.
El la escalera de Poniente, hoy ha sido una jornada de record, no podía centrarme en contar cuantas personas al rebufo de las bandas buscaban en la proximidad de la barreduela de cristal una entrada para el mercado. Servicios, segunda puerta a la izquierda.
Las bandas han dejado ver muy claro que lo de la puerta no es algo que por el momento se pueda tocar, lo mismo dentro de unos meses puede que suene la flauta, y solo nos falte el perro. ¡Esto es Carnaval!
La ultima información me vino con los sones de “Silencio blanco”, pieza de la “Amargura”, y venia directa de donde hacen lo imposible. Casi en lenguaje de código da Vinci, tan solo descifre, tenemos que sentarnos. Debe ser cosa de “bancos”, o de las “cajas”.
No tengo ni idea, pues no se para que nos tenemos que sentar, cuando no es tan difícil, y menos imposible, a menos, si acaso fuera para ver pasar las bandas completas, o simplemente los partías, pues tampoco es para partir nada en este asunto de partidas pagadas y cancelación de deudas cuando solo hay que sustituir un cristal de los insonorizado, pues acaso sea esa la causa por la que no se enteran
No me queda mas que esperar, acaso si llegamos a sentarnos algún día lo mismo puedo sugerir algunas cosas con la intención de que, por la experiencia de los años , estas instalaciones del laberíntico espacio mejorarían sin hacer nada imposible, y por supuesto sin ninguna banda, ni de pájaros, por su alrededor.
Y todo por una puerta. Mi puerta.
Sevilla a 18 de Febrero de 2012
Francisco Rodriguez Estevez

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