domingo, 16 de enero de 2011

Salió con barbas

Cosas de la plaza

El sencillo reglamento, con menos años que la provisionalidad, tuvo que ser sustituido por una farragosa ordenanza cuando la aplicación de aquel nunca se puso en práctica. Cosa de las setas. Cosas de la plaza.
Reglamento para aplicar el escaso sentido común. Ordenanza para poder justificar la existencia del ordenante, del ordenado, del subordinado, del disciplinante, del disciplinado, del agente, y del agenciado. Mucha gente. Demasiados.
En Triana se monta un pollo por aquello de un quítame de aquí esas cajas. Cajas, cajones de maderas y envases perdidos que, por sentido común, deben de estar recogidos, sin tener que hacer uso de reglamento. Mas que nada, por esa cosa de las disposiciones de lo dispuesto, intervención en lo intervenido, ¡pónganse de acuerdo! en las cosas de vecinos, que nunca la autoridad, ni aun llegando la sangre al río, tiene nada que objetar, si lo que es de todo, es de ninguno.
Bajo las setas, ya nada hay que montar. Si acaso, los alemanes pegaran por arriba, por donde se le ven los collares de perlas finas, toda las tablas que falta por llegar y que mostraran al personal la madera de la cara, que no se pueden hacer una idea de la cara, y la palabra dada, palabra de honor, de madera, que aquello se acabará en cuantito se acabe el dinero, pero siendo palabra de “Rey”, la que se encuentra empeñada,¡que se muden los placeros¡ y a la orden pergeñada!, bajo la setas se fueron con la ordenanza cambiada, pues donde ponía cinco metros, se olvidaron la medida de reglamento, como las fotovoltaicas, y eso no será lo peor, ya que al subarriendo, mas IVA, le vienen los flecos de las duras negociaciones, a las que no se puso precio a la media vida dejada por los placeros.
Por suerte la virtud de no dar, se confabuló con la tristeza de los verduleros, y en la mesa oficial, quedó muestra de cuanta vida se expuso en el empeño para reducir los costos conocidos y los que había que conocer..
La mala suerte quiso que aparecieran nuevos gastos, y lo mismo, en poco tiempo ni se monta un pollo por “quítame de momento esas cajas”. Cosas de la plaza, pues bajo las setas se dispondrá además del cuarto de envases, cuarto frío para las basuras, y cuartos obligatorios, y diferenciados, según la ordenanza, para vestuarios, y para aseos de ambos sexo, cuarto de contadores, cuarto de maquinas, para que todos los cuartos puedan ser convertidos en cuarto de guardar inservibles cajas, los cajones de maderas, y todos los inútiles envases perdidos, pues lo mismo que se olvidaron los metros en la ordenanza, también se olvidaron el cuarto de la dirección, por lo cual las cajas de maderas pueden colocarse en cualquier sitio, sin temor a montar el pollo de Triana, a nada que empiecen, como en Triana, a cerrar puestos.
Pues en lugar de tanta ordenanza intervencionista, lo mismo seria mejor que estuviera permanentemente un director que sepa en lugar de tanta ordenanza, cuando menos, el funcionamiento de la plaza de abastos de toda la vida.
La cosa es que por esta vez, lo de Triana, se ha ido de las manos, lo cual era previsible, es lo que tiene no saber estar a la “altura de Sevilla”, Bajo las setas no pasara nunca nada, pero no piensen que es por la disciplinada aplicación de la nueva ordenanza, ni lo piensen, lo que ocurre es que bajo las setas, de aquí a nada, se dispondrá de sitios de sobra. Y directores, y direcciones, y directorios, y dirigentes, y dirigidos, y dirigibles e incluso directo al grano.
Sevilla a 16 de Enero de 2011
(Salió con barba, San Anton)
Francisco Rodriguez Estevez

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