miércoles, 26 de enero de 2011

Cien dias

De gracia

Separando la broma de lo serio, la gracia del tiempo, en este caso es la confianza que se concede sin exigencias, un tiempo de contención, un margen de silencio antes de reclamar los resultados, generalmente positivos, que se esperan obtener.
No es broma, pero cuando pasen los cien días, llegara el año del conejo chino, donde se guarda las autenticas piedras de la tierra de conejos. Cien largos días, un periodo de tiempo suficiente para hacer valoraciones y despertar del sueño para darse de bruces con lo cotidiano.
En el mercado amarillo, (que nada tiene que ver con el gigante asiático que dirige el poderoso Chen Deming) cuando llegue el año del conejo lo mismo lo celebran con otra “batucada” inaugural, pues, a falta de eventos que potencien las ventas, lo mismo hay que montar una manifestación a la sombra de la seta del puente, y organizar un acto junto a la fuente pidiendo que vuelvan los autobuses a la Encarnación como única solución para regenerar la deteriorada zona comercial, a la que le hicieron este capricho, solo para empeorarla.
Cuando comience el año del conejo, es posible que los subarrendatarios tengan realizada algunas cuentas, cuentas de números que se hacen tarde, números rojos, numero de chiste, de risa, de chistera para un conejo que se hizo gazapo, numero de magia para sacar, no un conejo, pero que llegue con el año nuevo chino, al menos bastaría que se cubrieran los gastos.
Cuando pase la gracia otorgada del tiempo de silencio, ¿que sentido puede tener decir nada?
Bajo el aparatoso andamiaje, el mercado amarillo aparece aletargado, y para cuando comience el año del conejo, todos los números indican que de tanto construir sueños, no solo permanecerá dormida la tierra de conejos. Ni la de “palos”.
Sevilla a 25 de Enero de 2011
Francisco Rodriguez Estevez

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