miércoles, 8 de diciembre de 2010

La tapia

Tapa que algo queda

Le oí decir al laureado arquitecto, cuando daba una conferencia en la docta casa sobre lo de la Encarnación, (que aun no era mojón) de la importancia que tenia la vegetación en los casos de que apareciera, lo que llamaba la conjunción de caprichos, esa que suele darse en cuanto se encuentra en el mismo proyecto el político megalómano con su arquitecto de cámara, lo que hace que ineludiblemente el papanatismo de haga realidad.
Y ahí en estos casos, cada vez mas frecuentemente, es donde viene perfectamnete lo de emplear la vegetación como elemento indispensable para que se pueda tapar la fealdad que aquello produce, cuando más que moderno, resultó evidentemente que se quedó en cateto.
Se trata pues de plantarle una potente arboleda para que de forma eficiente con su fronda, deje cubierta, casi oculta, la horrorosa patochada, calificativo amable para definir lo que en demasiadas ocasiones vemos aparecer como construcciones de diseño.
Acaso el mojón de lo de la Encarnación,(eso que todo entendido califica de potente, acaso por su costo, y que de un tiempo a esta parte viene gozando del “síndrome perro” en la responsabilidad, cuando dice que “el nunca lo haría”), no sea algo mas que un icono del tiempo rosa, un hibrido entre construcción y capricho. Un proyecto imposible, realizado a fuerza de millones.
El caso es que lleva tanto tiempo en construcción, que impacientes ya todos queremos ver como acabaran aquello. Cierto que no será antes de San Silvestre, tal como estaba previsto. Ahora dicen, (y eso que no han descansado los operarios ningún día durante largo puente de la Inmaculada), que para Febrero, tal vez Marzo.
La fuente de información, que tiene palabra seria, hace un certero pronostico y lleva su finalización cuando menos para Junio, y cuatro meses mínimo retirar los andamios una vez se realice la prueba de carga de forma favorable.
Todo esto viene por aquello que dijo el laureado arquitecto, cuando aconsejaba hacer una fachada verde para aquellos casos que, con tanta frecuencia, se estaban produciendo, y en lo de la Encarnación era de obligada aplicación, pero una vez que no dejaron la posibilidad de plantar ni un tiesto de geranios en su perímetro, y que la sombra de las acacias caducas no volverán a perfumar las mañanas de primavera con sus racimos de flores, el caso es que no se sabe a quien se le ha ocurrido, pero lo cierto es que a alguien, naturalmente anónimo, y desconocido, ha ordenado tapar el Metropol-Parasol con una barrera de tablas,una tapia que a falta de la capa que los árboles formarían, tal como proponía el conferenciante para tapar la fealdad de los edificios, esos que no se pueden derribar por el gran costo en la inversión, pero que no seria por falta de ganas.
Sevilla a 8 de Diciembre de 2010
Francisco Rodriguez

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