viernes, 1 de enero de 2010

La primera del año (Un remake)

De cuando el virus atacó la memoria de mi ordenador, tal como un traicionero Alzheimer, a veces de casualidad, y casi milagrosamente, rescato de algún lugar del olvido, un trozo de toda esta historia de lo de la Encarnación. Este, fechado en Junio de 2005, que de inmediato estará editado en el blog, mantiene la actualidad de lo que acontece, ya que en el primer día de esta segunda década del tercer milenio, aun no me vino la inspiración.
Días señalaitos

Aunque no lo recuerden, también tuvo esta Encarnación de los disparates su piedra para la foto.
Ocurrió hace ya tres años, varios meses después de iniciado el proceso de pantallaje y se cepillaban el medioevo, el nazarí, el modernismo y los conventos cuando cayeron en la cuenta de que ni habían puesto la primera piedra, tal vez por si no se colocaba la ultima, y que ni tan siquiera se tenia un proyecto firmado por un arquitecto. Ahí es nada.
Fueron días señalaitos como siempre. Con un sol de justicia se ignoraba el pasado de la Hispalis, y lo pasado por los vendedores del mercado cuando se encargó, acabada la implacable canícula, el proyecto para un mercado-sótano. Agua pasada.
Ahora, en los presentes días, tan señalaitos, no hay piedra que valga, y la Hispalis se desmonta con rapidez para clavar la friolera de ciento cincuenta pilotes de ferralla en sus entrañas.
Hundidos como puñales, a cincuenta metros de profundidad, ninguno de los enormes agujeros guardará piedra alguna, ni primera, ni que valga, en esta ocasión.
No hace ninguna falta, esta vez no hay foto. Nadie se mueve, aunque solo basta ver con detenimiento el proyecto metropol, naturalmente sin metro, para que se quede uno de piedra calibrando el mercado dedalitos, cosa que deberían de realizar, no solo todos los aparecidos que lo aplauden, pero si los llamados sufridos vendedores del mercado provisional que proclaman mercado ya, para que se le pongan los pelos de puntas viendo aquello y sepan lo que vale un peine, como sigan rizando el rizo, y de paso enterarse bien de lo del concurso de adjudicación para evitar que cuando llegue el día señalaito no se quede de piedra, por que para entonces poca soluciones se le pueden dar. Salir de Herodes y meterse en Pilatos, que cruz.
Sevilla a 23 de JULIO de 2005
Francisco Rodríguez Estévez

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