viernes, 15 de enero de 2010

Sin setas, no hay avatares,( ni agapes)

La seguridad

Los jerarcas de la sostenibilidad, venidos de todos los confines del viejo mundo, guardando el equilibrio para permanecer el mayor tiempo posible en la ingravidez, pasaron del hotel, en ruta programada, al lugar de los eventos, al de los avatares del cargo, que frío hace,( pues yo tengo calor), y por seguridad, ante el riesgo que suponía la cadena humana, el tour de visitas a la ciudad anfitriona, evita la universal Giralda, ya que lo suyo son las fotovoltaicas.
Un bosque de fotovoltaicas, generadoras de energía como para animar con un “resistiré”, de toda la vida,estilo "chaparro", que les evite el descenso, y subir a lo mas alto antes que la tentación de poder comprobar “in situ” la joya de la modernidad, premio de la sostenibilidad, que lleva el pasado, el presente y el futuro, en el mismo lote.¿ De que se está hablando? ¿ Acaso, de la epatante?
La seguridad, hace que no pueda ser posible la visita al centro de la ciudad de las personas, con lo bien que hubiera resultado la foto de la familia energética unidad por las estrellas del “planetarium” (hay que recordar que lo de las bombillitas solo fue una idea dicha en voz alta) de lo de la Encarnación.
Setas para la sostenibilidad, antiquarium, para la Historia, y mirador políticamente incorrecto, si se tiene que volver al pasado, y en lo público, se lleva a cabo la explotacion de una medida social, anunciada a bombo y platillo, en la que todos pudieran subir para admirar los tejados de la ciudad de forma gratuita.
Resultaría inimaginable que, rompiendo el protocolo de seguridad, el colega finlandés se empeñara en conocer el lugar exacto donde (fin)alizará el trozo de bosque que, con certificación de la denominación de origen, espera la orden de embarque en los supercamiones, nada menos que desde el verano finlandés, ese que no se pone el sol y además ni calienta. Y que me dicen si el representante italiano, reivindicando el Imperio, y recordando la afinidad que en esta ciudad encuentra, no solo con emperadores y ruinas, se le metiera en la testa contemplar los encantos de esa joya que estuvo guardada en las entrañas del mercado, antes macellum, y que siendo colonia, “guele”.
Una vez puesto, (que voy a llamar) pues todos por igual, no llamaría la atención el mayor interés del mandatario germánico, que nada tiene que ver con cómodo, aunque fueron ambos senadores, y por aquello del misterio que siempre fue lo de la Encarnación y abundando en la micología, entre dionisiaca y erótica, por lo de “phaloide” y “panterina” no quisiera marcharse de la ciudad de las personas si admirar el sueño en construccion de la ocurrencia de su paisano, solo explicable por quienes lo premiaron, y por seguridad, (de empleo) por quienes lo aplauden.
Se marcharan los preboste del sostenimiento en un ambiente enrarecido, por cuanto dejaron de ver, por seguridad, el mayor hito, (léase mojón) que se pudieran imaginar en sostenibilidad, ¡ay, Alameda!, ese referente de lo que fueron a hacer en la encarnación de Sevilla, ya que, por seguridad, (léase tieso) se olvidaron las fotovoltaicas.
Sevilla 15 de Enero de 2010
Francisco Rodríguez Estévez

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