lunes, 5 de enero de 2009

Mis deseos

Nuevo año

Se acabó ese año ocho que vino lleno de inquietantes presagios, y que se fue dejando los peores. Después de todo, resultará lógico que todo tenga que volver a la normalidad, si bien es cierto que esta llegará antes para unos, que para otros.
Nos llegó este 2009 de los malos augurios, que no tiene que ser de antemano peor de lo que resulte, aunque si será más duro de llevar, especialmente para los que menos tengan que llevarse.
Se le vaticina como un tiempo cruel que creará profundas desigualdades, pero nadie reconoce que todo se debió a las nefastas gestiones, y la permisividad de control por los agentes responsables, y en la laxitud política, llevadas en los anteriores.
Con seguridad, ante lo que aguarda, se le hará culpable de todo lo acontecido, cuando si acaso está llamado a ser un año de cautelas, un tiempo de sufrir las olvidadas restricciones que no se llevaron a cabo en el tiempo opulento, de consumo y gasto, que acabó siendo descubierto.
El tiempo siempre acaba hablando, y como es imparcial juez, aplicará su veredicto exonerando de culpabilidad a este que se inicia, con algo más que incertidumbre, como lo de las setas de la Encarnación, ¡Ahí, estamos!
No cabe duda de que acabado el tiempo de paron técnico en el micologico complejo, al que se le sumó el paron festivo, que vino a unirse al de la crisis, junto con el ERE laboral y el abandono del pegado por la falta de fluidez del engrudo, completando un nuevo ciclo de tiempos perdidos, que un día de estos se vuelva al pegamento de los tablones, aun sabiendo que generaron un nuevo atraso de tres meses en la ultima cronometrica.
Lo de la Encarnación además de no tener tiempo, ya no tiene palabras. Bastaría no solo que el tiempo trajera días de lluvias, aunque se anuncia nieve, para crear nuevos retrasos. De caer, se comprobará la eficacia de las medidas de seguridad tomadas, y aunque es el deseo de muchos, lo mejor sería que no se caiga.
Si bien como todo es cuestión de dinero, y este será un año de estrecheces, todo dependerá para su continuación, si desde la madre Rusia envían el caudal para adquirir, a la baja, la porción de oro negro en venta de saldo, capaz de regenerar una tambaleante tesorería, pues ya no valen los pagarés de dudoso cobro, para que la constructora en crisis, pueda salir del atolladero micologico.
No cabe, por más que sea técnica, que la seguridad sea la del cobro, más cuando los proveedores y sub.-contratas tambien se encuentran afectados por el síndrome del ladrillo, causado por la banca y sus descuentos de contar y no parar.
El descuento, en lo de la Encarnación, como no puede ser en lo del tiempo, tal como quedaba descrito en la sugerente oferta adjudicada, solo se hará efectivo al dejar impagada parte de la importante obra suspendida, (con seguridad para siempre), que tambien estaba incluida en el proyecto adjudicado, y que no será otra que la estación para el metro, la estación “metropol”.
Desde hace bastante tiempo, esta estación aplaudida, vitoreada y laureada, venía siendo olvidada en los comentarios interesados, que parecía que nunca hubiera existido. Una premonición que se está haciendo realidad. Nos quedamos sin metro.
Al menos los Reyes volvieron a pasar por la Encarnación, recorrido que, por seguridad, no se realizaba en los últimos años, lo que aprovecharé para pedirle mi deseo. Ya sabeis.
Sevilla a 5 de Enero de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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