domingo, 25 de enero de 2009

Siempre, a oscuras (inexplicablemente)

Sombras de dudas

Queda muy bien en los discursos, eso de la luz y taquígrafo, cuando se escucha en una voz que se ha engolado de solemnidad. Otra cosa, es lo que hacen. Entonces, es cuando aparecen las sombras tras la luz, y nos enteramos que el taquígrafo, pasado de moda por las nuevas técnicas, es plaza vacante.
Acaso todo tenga una razón de ser así, pero para que no queden sombras de dudas, y estas no se hagan permanentes, como las sombras de la Encarnación, a la que de rositas le sustraen la luz de su pasado, y la energía de un futuro sostenible, resultando, cuando menos penumbroso, que tanta sombra siga sin explicarse.
El caso es que ni se explica, ni se explicará de inmediato, tal vez “por que no se entendería”. Pero el enigma está en como explicar lo inexplicable. Ni más alto, ni más rápido, ni más fuerte, ni por supuesto más claro. El misterio es el misterio, y todo lo demás serán conjeturas.
Si la “insoportable duración de lo de la Encarnación”, ahora polietapica, y antes emblemática, es todo un misterio por resolver, poco aclara que “la instrucción” ordenada incluya la “nueva” cronometrica de terminar aquello por fases, pues es sabido que, en la practica habitual, esta “panacea” es una normalidad en las construcciones, ya que ninguna se concluye súbitamente, salvo las que quedan sin el aporte económico, que no es este el caso, si como nos dicen, son ciertos los cumplimientos de los pagos que hemos efectuados.
El galimatías se enreda en factores de urgencias, justo cuando se acabaron las prisas, para crear un rosario de inauguraciones, como objetivo de distracción (léase gozo y disfrute) de los ciudadanos y ciudadanas, en cada fase que se realice, y vayan rematándose, dentro de los parámetros de seguridad.
Pero lo que no se entiende, y esto es por que no se explica, no por que cueste entender, ni por lo que cuesta que se entienda, es que, a pesar de la “insoportable demora”, tambien llamada “inexplicable”, no se le exija a la ganadora del concurso de adjudicación la penalización establecida en el contrato, si su cumplimiento no se lleva a cabo, tal y como los ciudadanos, por mediación de quienes nos representan, hemos realizado en efectivo.
Todo parece indicar que lo inexplicable de lo Encarnación, será cosa de creer, se perpetuará en su misterio.
Sevilla a 25 de Enero de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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