lunes, 20 de octubre de 2008

Todo puede cambiarse

A puerta cerrada

Como si de un castigo en las disputas balompédicas se tratara, a puerta cerrada se celebró, como todo conclave, en el alto secreto de las consignas verdes, que te quiero verde, el despacho de las estrategias ecológicas con los generales. Top secret. Prensa fuera, que luego se sabe lo que cuesta un árbol. Así que los ecológicamente correctos vienen a ser solo aquellos que pueden aterrizar las del ala que vale el cursillo que otorga los entorchados en la bocamanga. En su lugar puñetas.
Dice la prensa que en las palabras previas, las de las fotos, que cuando llegó el turno oratorio a la responsabilidad anfitriona del evento en el acto de apertura,( y cierre a los medios) de la importante charla de preparación al ejercito verde reclutado en el boletín de enganche de la biodiversidad, para saber lo ultimo sobre el aprovechamiento de las energías renovables, la protección del medio ambiente, y lo fundamental que resultan ser los árboles, que esta expresó lo que sigue: “ que en esta ciudad es posible cambiar los modelos y maneras de hacer las cosas”.
Posiblemente la frase estará recogida, y extraída, dentro de un melifluo contexto “al” uso, pero al menos se eludió si con estos cambios de modelo y maneras ¡Ay, Alameda!, acaso mejoraron al original.
Que decir, si la referencia tomada de los arcos catedralicios ¡ay, Encarnación!, vienen a inspirar a lo que allí está apareciendo, y encima se les olvida los paneles para la sostenibilidad energética, averigüen la manera y el modo de como se podría explicar el cambiazo.
Efectivamente, los modelos y maneras pueden cambiarse en esta ciudad, para ejemplo ecológico tenemos el Prado de San Sebastián, que al igual que antaño los globos se cambiaban por botellas, los espacios verdes, verdes que te quiero verde, tambien se cambian, como los modelos, como las maneras. En definitiva, quedó claro que todo puede cambiarse.
Sevilla a 20 de Octubre de 2008
Francisco Rodríguez Estévez

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