El paseo de la diosa
Me dice que tiene ochenta y nueve, acaso parece que no se puede acertar cuantos por como aparenta ser intemporal, le suponía menos.
En estos es fácil que la memoria juegue malas pasadas, dice
que cuando
Cuando salí por la puerta de Neptuno tenia veintisiete, cuando regrese por la puerta falsa de una decorada fachada de tablones contaba ya sesenta y cuatro.
El tiempo y la memoria. No acierto a recordar, pero es
posible que si hubiera una parada de triciclos en el “paseíllo”, tal como
afirma este nonagenario que tuvo trabajo en un lugar que alcanzo a recordar, un
pasillo entre la tienda verde de
Dice llamarse Antonio, y me ha visto en los periódicos. Me
cuenta cosas de los años, que puedo recordar con facilidad, pero no le veo en
ninguna de las historias, pues en la fachada Norte, los carrillos de manos eran
amarrados en la acera de Sosa, aunque no recuerdo donde se guardaban los triciclos,
acaso en el Parador de
En la calle sor Ángela, de otra fabrica de hielo, se traían
los trozos de las barras traslucidas, a hombros, sobre mojadas arpilleras de
saco, para triturarlas en cajas de maderas, que saliendo por la puerta de
Neptuno, la que me vio partir, llegaban hasta la posada donde este buen hombre
me cuenta que guardaba los triciclos, que era donde estaban las cámaras. Todo
en cuarentena, pues con esa memoria que no alcanzo, viene para facilitarme un
dato incompleto, pues parece que cuando pudo, se compró un isocarro de segunda
mano, y ahí si que no le recuerdo, pues la parada estaba justo frente de mi
casa, y le recordaría, me dice que se marchó a la plaza de
Así pues la historia del isocarro toma cuerpo, pero el paseo
fue realizado en un “trimak” también de segunda mano, pues por lo visto el negocio
del transporte estaba ya en crisis en el setenta y tres, cuando el tenia
cincuenta años, y no recuerda con su memoria demostrada, a donde fue. Nada
continuamos con el misterio, pero mira que no acordarse a donde llevo a la
diosa en su precipitada salida de una plaza de abastos de
Me deja su telefono, al parecer un hijo heredó el negocio del transporte que inicio su padre con los carros de bateas, no estaría mal, incluso seria anecdótico que fuera quien la trajera, si acaso esta vez en un trailer.
Ni que decir tiene que vino para apoyarme en lo de la puerta, y lo de Ceres salio hablando del parador, donde se guardaba el pescado que salía por la puerta de Neptuno, justo donde falta esta puerta que olvidaron, pero no solo por no conocer la historia de esta plaza, si no que ni llegaron a hacer un recorrido de comprobación.
Sevilla a 5 de Agosto de 2012-
Francisco Rodriguez Estevez
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