El combate es desigual, fuerza contra razón. Desde el
comienzo de este asunto de la Encarnación, pero de un tiempo a esta parte parece que va la cosa equilibrándose. A la
razón se le suman nuevas fuerzas, y la fuerza del poder se va quedando sin razonamientos, aunque atrincherada en el pacto,
sostiene un pulso sin dialogo, agotando en silencio, los días y los plazos.
El golpe de la rampa,
hecho consumado, ahí está, tal como la dejaron. Un golpe bajo, de los que hacen
daño, y causan un deterioro que no tardará en causar efecto, una inutilidad espectacular, al tiempo, y todo propiciado
bajo los auspicios de dos responsables, Trafico y Obras, que eliminados de sus propias
listas, se tuvo en la precipitada solución para reabrir la calle Imagen, que
los Magos de Oriente tomaran otro itinerario.
Ahora, esas vallas
que oculta lo que sucede en su interior
de toda mirada, impiden que la Esperanza pueda acercarse, cuando le cambia la
cara, al mercado. Este annus pervesus, sin Magos , y sin Esperanza que se asomen al vallado, la televisión nos
ofrece la destrucción del de Shula, y las casas bagdadíes, corriendo las
suertes de las de Isbilya.
¿Qué pasará con las que nos legó el Imperio? Al no tratarse
de edificios monumentales, a las autoridades en el siglo IV no le gustaba esta
zona marginal y conflictiva, residuo urbano de una molesta tresmil del momento, con el temor que en estos reciba
el mismo trato destructivo, a fin de regenerar la zona.
La evolución del
hombre para esto. El silencio de la razón con su fuerza, y el desprecio del poder con su propia debilidad,
dos mil años en enfrentamiento permanente, no dejan duda de que, todo se te llena de amargura.
Sevilla a 7 de junio de 2005
Francisco Rodríguez Estévez
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